jueves, 18 de febrero de 2016

12 MITOS SOBRE LA ORIENTACIÓN SEXUAL

1.          Una persona es homosexual por “culpa” de un trauma en su vida.

La etiología de la homosexualidad es desconocida, como lo es la de la heterosexualidad. Aunque hay varias teorías que buscan establecer por qué un porcentaje de la población es homosexual, alrededor de 5% para los varones y de 2% para las mujeres (Whitam,1983), ninguna de ellas tiene un respuesta definitiva. 
Existen ¨explicaciones¨ para la homosexualidad que se basan en teorías biologicistas como factores genéticos, endocrinos o prenatales. Se ha especulado sobre imbalances hormonales y estructuras diferentes a nivel cerebral, pero no hay ningún estudio definitivo. También hay teorías psicoanalíticas que parten de que la homosexualidad es una alteración en el desarrollo psicosexual, teorías del aprendizaje que plantean que el homosexualismo se aprende, teorías interaccionistas que integran elementos como la maduración y el deseo sexual con elementos ambientales como el aprendizaje y las relaciones interpersonales. 
Pero no hay una explicación definitiva. Incluso no hay una homosexualidad, sino múltiples personas homosexuales y cada una de ellas es única y tiene su historia y características individuales.
La homosexualidad es la preferencia afectiva y erótica por personas del mismo sexo y no puede determinarse únicamente con el comportamiento sexual, porque un homosexual puede involucrarse, bajo ciertas circunstancias, en un comportamiento heterosexual y un heterosexual en un comportamiento homosexual y esto no cambia su orientación. 
Según Kinsey, en Estados Unidos en 1963, el 33 % de los hombres heterosexuales y el 8% de las mujeres habían tenido alguna experiencia homosexual y Giraldo (1987) en Colombia según su investigación encontró que el 21% de los varones universitarios y el 2% de las mujeres habían tenido alguna experiencia homosexual en su vida.
También puede darse el caso de que un homosexual decida mantenerse célibe y no tener relaciones sexuales con nadie y esto no le quita su orientación homosexual.

2.          La homosexualidad se puede curar.

La homosexualidad no es una enfermedad y tampoco implica problemas de adaptación psicológica. La Asociación Americana de Psiquiatría eliminó la homosexualidad de los trastornos de Personalidad 
en diciembre del año 1973. Ni la psicología, ni la psiquiatría modernas consideran a las personas homosexuales mentalmente sanas con mayores niveles de desadaptación que las heterosexuales. 
La orientación sexual (hetero, homo o bisexual) es una característica que se produce por diversas causas ninguna de las cuales está plenamente estudiada, ni es concluyente. No hay estudios científicos, ni pruebas de que las personas homosexuales sean individuos emocionalmente inadaptados, ni sufran más trastornos psiquiátricos que los heterosexuales.
Un pequeño porcentaje de personas homosexuales no aceptan su condición homosexual y pueden presentar problemas de adaptación porque se sienten inadecuadas. Este conflicto permanente consigo mismos les lleva  a la neurosis, a la depresión e incluso al suicidio por la continua insatisfacción en que viven.  La actitud del medio también influye en esta situación. Hay sociedades profundamente homofóbicas que tienden a discriminar, censurar y maltratar a las personas homosexuales lo que definitivamente influye en sus sentimientos de malestar con su condición. Pero si una persona homosexual crece en un ambiente que respete esta característica, no tendrá dificultades de adaptación a su condición. 

3.          El amor entre personas homosexuales es antinatural.

Pensar que dos hombres o dos mujeres no pueden enamorarse es una limitación, producto de una historia que niega posibilidades a los seres humanos. En la historia como en la vida cotidiana se encuentran ejemplos de parejas constituídas por personas del mismo sexo que comparten relaciones comprometidas, afectuosas y satisfactorias. La naturaleza ha dotado a las personas de la capacidad de amar a personas de ambos sexos y son la cultura y las diversas sociedades quienes han limitado las posibilidades mediante condicionamientos negativos. Aunque las razones de la orientación del deseo sexual no están claramente definidas para el heterosexualismo, para el homosexualismo, ni para el bisexualismo, investigadores del tema como Kinsey y Pomeroy coinciden al afirmar que somos por naturaleza bisexuales afectivamente.

4. Los hombres homosexuales tienden a seducir menores.


La mayoría de los hombres homosexuales son conscientes de su orientación antes de llegar a la pubertad o pueden actuar inicialmente impulsados por su deseo homosexual, sin ser completamente conscientes de él. Cuando se da un encuentro entre un joven y un hombre adulto generalmente es por atracción mutua y no por seducción, lo mismo que entre personas heterosexuales. Gran parte de los homosexuales prefieren a personas de edad similar a la suya, con intereses parecidos y con una buena imagen masculina. Es equivocado creer que una experiencia de dos niños, o de un niño con un adulto homosexual va a volver al niño homosexual, ya que solo producirá este tipo de resultado si la tendencia ya estaba presente. Finamente hay que aclarar que el 97% de los casos de pedofilia (relación sexual de una persona adulta con un niño o niña) son llevados a cabo por heterosexuales(Giraldo Neira, 1995).

5. Los homosexuales son hombres afeminados.


La mayoría de los hombres homosexuales siguen roles masculinos y son masculinos en su figura y modales. No se puede creer en un estereotipo que proclama que se puede reconocer un hombre homosexual por su apariencia, sus ademanes, su voz o su ocupación. Es totalmente falso que los homosexuales se dediquen especialmente a una profesión (peluqueros o decoradores de interiores) porque se encuentran en todos los campos laborales. Hay homosexuales médicos, ingenieros, abogados, deportistas, educadores y políticos. Solo un 15 % de los hombres homosexuales se comportan de manera afeminada (Voeller, 1980, citado por Masters y Jhonson,1991). Por otra parte, también hay hombres heterosexuales que hablan con un tono de voz afeminado o que tienen ademanes femeninos. 

6. En una pareja homosexual uno hace el papel de hombre y otro de mujer.


De acuerdo al machismo imperante y dependiendo del grado de rigidez en los roles sexuales en una cultura, puede haber menos flexibilidad en los papeles pasivos o activos en las parejas (hetero u homosexuales). 
Esto hace que entre las parejas homosexuales algunas asuman roles más rígidos, mientras que otras tengan roles intercambiables o indiferenciados. Entre hombres homosexuales algunas veces uno asume papeles tradicionalmente femeninos y el otro masculinos, pero se encuentra con mayor frecuencia que ambos pueden asumir papeles femeninos o masculinos dependiendo de sus gustos y preferencias. Igualmente ocurre entre las mujeres lesbianas.
En cuanto al comportamiento sexual se han estudiado las prácticas de personas homosexuales en parejas y se encuentra que entre los hombres generalmente se intercambian los papeles de penetrar y ser penetrado y que las mujeres el sexo oral y las caricias genitales son ofrecidas y recibidas por ambas.
En cuanto a la apariencia y comportamientos de los hombres homosexuales y las mujeres lesbianas en una pareja; ellos pueden ser ambos muy masculinos y ellas muy femeninas, es un estereotipo pensar que a las mujeres lesbianas le atraen las mujer masculinizadas o que a todos los hombres homosexuales les atraen los hombres afeminados.

7. Los hombres homosexuales odian a las mujeres.


Los homosexuales se sienten atraídos por otros hombres homosexuales, pero no significa que odien a las mujeres o que sean homosexuales porque alguna mujer los traumatizó. Su relación con las mujeres puede ser como la de otros hombres de su sociedad y pueden ser buenos amigos de las mujeres. Su actitud es como la de los heterosexuales varones que por gustarles las mujeres no significa que generalmente odien otros hombres.


8.          Las lesbianas son marimachas y feas.

En el mundo las mujeres lesbianas son aproximadamente entre el 2% y el 4 % de las mujeres. Sus relaciones tienden a tener estabilidad con predominio de componentes afectivos que priman sobre los componentes exclusivamente eróticos. En sus relaciones no se encuentra un dimorfismo activo/pasivo (ni masculino femenino)  y sus papeles tienden a ser intercambiables. La mayoría de las mujeres lesbianas son de apariencia, ademanes y comportamientos femeninos acorde a lo esperado para un rol sexual de mujer en su cultura. Las mujeres lesbianas con apariencia masculinizada y marimachas son una minoría. Lo único que se ha encontrado en investigaciones norteamericanas es que más de la mitad de las mujeres lesbianas entrevistadas habían tenido una infancia activa con predominio de juegos para varones. En Estados Unidos el 50 % de las lesbianas han tenido una relación heterosexual. En cuanto a la belleza hay lesbianas hermosas y otras feas igual que en el caso de las mujeres heterosexuales.

9.          Una mujer se vuelve lesbiana por culpa de los hombres.

Una mujer exclusivamente lesbiana no escoge serlo, solo le atraen las mujeres. No se sabe cual es la etiología del lesbianismo. No hay una teoría explicativa que sea concluyente. Entre las teorías de origen psicoanalítico se destaca la de la envidia del pene, hoy claramente desacreditada. Ninguna estructura familiar es común, como tampoco experiencias infantiles, ni razones hormonales.
Las lesbianas tampoco odian  a los hombres. Simplemente no los prefieren sexualmente. Tampoco quieren ser hombres; se reconocen, se aceptan y se sienten orgullosas de ser mujeres, algunas muy femeninas y otras con roles masculinos, pero no desean cambiar de sexo (como es el caso de las personas transexuales).
La identidad sexual de las mujeres lesbianas es clara para ellas. La mayoría de las mujeres lesbianas no necesitan, ni usan un pene o su remplazo para el placer sexual. Es falso que la mejor manera de obtener un orgasmo en la mujer sea con la penetración. Muchas mujeres lesbianas o no prefieren otras actividades sexuales como mejores estimulantes.

10.     Actualmente hay más homosexuales que antes.

La cantidad de personas homosexuales en una población es bastante estable en las diferentes culturas y en los diversos períodos históricos. En una población determinada entre el 5% y el 7% de los varones son homosexuales y entre el 2% y el 4 % de las mujeres son lesbianas. Las personas bisexuales son aproximadamente el 1 % de la población. Lo que sucede es que hay culturas represivas y culturas permisivas. Históricamente ha habido sociedades precolombinas como las chibchas que mataban los homosexuales y empalaban a los varones. Otras sociedades como la griega encontraban que el amor homosexual entre hombres era el más perfecto por ser entre iguales y la relación con mujeres era básicamente procreativa. Entre las mujeres se inmortalizó Safo quien en su isla de Lesbos magnificó el amor entre mujeres. Actualmente, principalmente en Occidente hay mayor apertura hacia la homosexualidad. En algunas sociedades las personas homosexuales se desplazan a ciudades capitales o ciudades más grandes donde hay mayor anonimato y mayores posibilidades de encontrar posibles parejas. Esto no significa que en ciudades como San Francisco en Estados Unidos donde hay un barrio homosexual hayan nacido más homosexuales en promedio entre su población, sino que se han agrupado allí, por la garantía de sus derechos y por las oportunidades de vivir su condición homosexual. También en países como Colombia hay una mayor población homosexual porcentualmente en la capital del país y de los departamentos que en las ciudades pequeñas. Igualmente a nivel de medios de comunicación hay mayor apertura y respeto hacia el tema de la homosexualidad.

11.       La bisexualidad esta de moda.


Históricamente el porcentaje de bisexualismo tiende a permanecer estable en diferentes sociedades y personas que se sientan atraídas por ambos sexos son aproximadamente el 1% de la población. Ellos y ellas pueden pasar de tener una relación con una persona de un sexo a sentir atracción y establecer una relación con una persona del otro sexo o sentirse atraídas en la misma época por hombres y mujeres. Los cambios en la vida moderna han traído muchas innovaciones en los comportamientos sexuales. Muchas personas, especialmente en la adolescencia están dedicadas a experimentar nuevas sensaciones y esto ha incluido probar actividades sexuales diversas. En la actualidad con la utilización masiva y temprana de alcohol y otras drogas como el éxtasis, personas heterosexuales se involucran en actividades homosexuales bajo la influencia de las substancias. Esto podría generar la percepción de que hay más bisexualidad en la actualidad, pero es un comportamiento circunstancial.

12.       Las personas bisexuales son homosexuales que no se han decidido a serlo.

Las personas bisexuales se sienten atraídas por personas de ambos sexos. Según las investigaciones de Kinsey el 15 % de la población heterosexual estadounidense había tenido al menos una vez en su vida una relación homosexual.
Las personas bisexuales se sienten decididamente interesadas por personas de ambos sexos y no son homosexuales indecisas ni heterosexuales que experimentan una relación homosexual.  Son personas que no tienen mayor grado de neurosis, desadaptación o enfermedad mental que los y las heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas.
Puede haber personas con conducta bisexual sin una verdadera orientación sexual como en el caso de  una bisexualidad transitoria, en el caso de una persona que pasa de una situación heterosexual al reconocimiento de una homosexualidad. Otras personas lo hacen por experimentar, bajo el influjo de substancias o por curiosidad o para innovar en su vida sexual.
El grado de compromiso afectivo puede variar ampliamente entre las diferentes personas, desde relaciones con muy poco compromiso hasta otras con alto nivel de involucramiento afectivo y sexual.
El comportamiento bisexual puede darse alternando las relaciones con parejas de cada sexo o simultaneo, manteniendo relaciones con ambos sexos en el misma época.

Las personas bisexuales tienen más dificultades para encontrar aceptación de su preferencia sexual porque con frecuencia son rechazados tanto por homosexuales, como por heterosexuales.

7 MITOS SOBRE EL EROTISMO

1.    El placer sexual es algo natural.


Muchas personas consideran que el sexo es una experiencia sobre la que no se debe hablar, ni se necesita pensar, ni aprender, porque es ¨natural¨. Nacemos con una anatomía sexual, con unas potencialidades de comportamiento afectivo, erótico y reproductivo (estas últimas que se posibilitan con la maduración hormonal y la pubertad), pero de ahí a considerar que el comportamiento sexual y el experimentar placer sexual sean algo espontáneo hay un gran trecho. Desde antes del nacimiento hay prescripciones sociales sobre el comportamiento esperado para cada género y cada sociedad construye e instruye a sus miembros en los valores sexuales que profesa. Incluso una relación sexual tiene unos patrones que son aprendidos de acuerdo a las emociones, pensamientos y actitudes de cada persona. Cotidianamente realizamos infinidad de actividades a las que vemos como naturales pero cuyo aprendizaje nos costó trabajo, práctica y dificultades. Un bebé aprende a hablar, a caminar, a comer, a  vestirse y a seguir innumerables pautas de socialización a través de su educación hasta que sus comportamientos se vuelven ¨naturales¨. Un bebé puede sentir placer pero cuando este se erogeniza su desarrollo intelectual hace que no influya solamente la capacidad sensorial, sino la ideología que haya aprendido al respecto (ideas sobre el cuerpo, lo bueno, lo malo, el pecado, el mismo placer).
Considerar lo biológico como lo prioritario es una tendencia en sexología conocida como esencialismo o determinismo biológico y es definitivamente reduccionista y simplista, ya que deja lo social y lo histórico en lugar secundario siendo factores fundamentales para la comprensión de lo sexual. La sexualidad tiene más influencia del aprendizaje, de la cultura y de la imaginación, que de la anatomía y fisiología. Definitivamente como personas adultas también necesitamos aprender sexualmente. La espontaneidad y naturalidad en lo sexual solo pueden ser el resultado  de comportamientos aprendidos que se sientan propios e integren los valores, habilidades y emociones personales. Esto es posible  después de haberse apropiado de la experiencia sintiéndose cómod@ en su cuerpo y con la posibilidad de experimentar y producir placer en si mism@ y a otr@.
La capacidad de jugar, de deshacerse de prejuicios y paradigmas son las que le permiten a un ser humano dejarse llevar por sus sensaciones, abandonar sus racionalizaciones y superar conversaciones que lo limitan en vivirse plenamente sexual. El miedo al placer, se supera dejándose inundar, ahí si, por un ¨natural¨ reflejo orgásmico que expande la naturaleza sexual del ser humano.

2.    El tamaño del pene es importante para el placer sexual de la pareja.


La anatomía sexual es un tema que desvela a muchos varones. El tamaño del pene ha sido una preocupación generalizada entre quienes creen que ¨mayor es mejor¨. Esta es una preocupación masculina, porque para las mujeres lo que importa es el hombre detrás del pene y para ellas son otros los determinantes del placer. Anatómicamente la plataforma orgásmica femenina se forma en el primer tercio desde la entrada de la vagina, lo que hace que durante la penetración el largo de un pene sea un factor secundario. Además el fondo de la vagina, que tiene menor sensibilidad que otras zonas vaginales, se ensancha durante la fase de meseta lo que disminuye la sensibilidad de las paredes vaginales al contacto con el pene.
La mayoría de los penes tienen un tamaño promedio en erección y sus tamaños varían menos en este estado que en flacidez, porque un pene pequeño en flacidez crece más que uno grande. El sexólogo colombiano Alonso Acuña (Sexo y mujer, 1996) dice que no existe una regla fija, pero que un pene normal en laxitud mide entre 8 y 12 cm. y en erección puede llegar a 14,16 o 18 cm. La longitud y grosor del pene en laxitud no es directamente proporcional al pene en erección. Igualmente la pigmentación de la piel afecta la elasticidad y por ello hay una idea distorsionada del tamaño del pene de los hombres de raza negra, puesto que generalmente sus penes en flacidez si son más largos que los de hombres de otras razas, pero con sus erecciones no aumentan tanto el tamaño.
Los hombres que tienen penes más grandes que el promedio (en Colombia es de 14 cm. (Acuña, 1987) reportan que no siempre es conveniente porque tienen que cuidarse de no maltratar a su pareja, que muchas mujeres les rechazan por temor a ser lastimadas o se niegan  a hacerles sexo oral por temor al tamaño de su pene.
Cuando se han entrevistado mujeres acerca del tema del tamaño del pene, la mayoría no le da importancia y dicen que aun los hombres con penes pequeños pueden ser buenos amantes porque se esfuerzan más por complacer a la mujer con otras formas de estimularlas, no sólo centradas en la penetración. Finalmente hay que recordar que la vagina es un órgano elástico y se adapta a diferentes tamaños y grosores, acomodándose al tamaño del pene. Es fundamental no olvidar que el órgano sexual más importante es el cerebro y que sin neuronas puede tenerse un pene descomunal que no sirva de absolutamente nada.

3.    La masturbación es un comportamiento inmaduro, propio de la adolescencia.
 

Sobre la masturbación o autoerotismo han existido históricamente innumerables mitos, especialmente relacionados con supuestas consecuencias negativas para la salud como que producía acné, afectaba el crecimiento, generaba esterilidad, hacía crecer pelos en las manos, causaba locura, pérdida de peso y ceguera. A pesar de lo risibles que puedan aparecer ahora estas ideas atemorizaron a y afectaron por décadas a hombres y mujeres. Estas ideas tan absurdas fueron sustentadas por médicos hasta principios del siglo XX y solo hasta 1940 se eliminó el errado concepto dentro de los manuales de pediatría sobre la masturbación como causante de  lesiones físicas y mentales y se puso el énfasis en el problema de la culpa que generaba en muchas personas.
La masturbación es un comportamiento que practican la mayoría de las personas  a lo largo del ciclo vital. Se da desde la niñez hasta la vejez y  es una forma de experimentación y aprendizaje sexual. Reconocer el propio cuerpo y las sensaciones que se pueden experimentar genitalmente en un ejercicio de empoderamiento y que da conocimientos a la persona sobre sus gustos y preferencias. El auto-erotismo y la masturbación están considerados como un derecho y varios modelos de terapia sexual la utilizan como herramienta para el tratamiento de disfunciones sexuales. Muchos sexólogos (Barbach, 1975; Hite, 1977; Money, 1980) consideran que la falta de experiencia masturbatoria puede desembocar en trastornos psicosexuales como impotencia y anorgasmia.
La idea de que la masturbación en las personas adultas es un signo de inmadurez proviene del psicoanálisis freudiano que plantea que si una persona dispone de una pareja y puede tener un coito, masturbarse es inadecuado. Sin embargo ningún estudio ha encontrado que quienes se masturban sean menos maduros que quienes no lo hacen. Adicionalmente es una práctica que puede ser una alternativa saludable para quienes tienen niveles de deseo sexual más altos que su pareja y una forma de aliviar tensión sexual facilitando la relajación.
La masturbación puede ser un problema cuando la persona la practica de forma compulsiva, con carácter excluyente de otras posibilidades, y cuando interfiere en otras áreas de desarrollo vital. Esta tan ocupad@ masturbándose que no tiene vida social, no estudia, no trabaja, no come.
Es también importante aclarar que si una persona nunca se ha masturbado o lo ha hecho pero renuncia a hacerlo por razones religiosas o preferencias personales no debe sufrir ningún de juicio al respecto, porque cada persona es responsable y debe ser respetada en las decisiones que tome sobre su sexualidad. El autoerotismo es una posibilidad, pero no debe ser una imposición.

4.    Un hombre debe estar siempre dispuesto y listo para el sexo.


Este mito hace parte del modelo fantástico del sexo, que promueven la cultura machista y los medios de comunicación. Sin embargo, los hombres en la vida real funcionan sexualmente y disfrutan de su sexualidad dependiendo de factores y condiciones como su edad, estado de salud, sentimientos, tipo de relación en la que se encuentren y valores al respecto. Un hombre no es una máquina (aun, un carro necesita tener gasolina para funcionar) y la idea errónea de que un hombre puede tener una erección y una relación sexual, sin ningún tipo de condiciones genera más de una frustración e inquietudes sobre su función sexual a los varones. No son pocas las mujeres que ante el incremento del período refractario en sus parejas, debido a los procesos normales del envejecimiento, piensan que el hombre les está siendo infiel porque ya no tienen con su compañero la frecuencia sexual de épocas anteriores. También son muchos los hombres que ante una ausencia o pérdida de la erección en una situación específica, empiezan a temer una impotencia, sin considerar que varios elementos influyen para que su respuesta sexual pueda darse. El cansancio, las preocupaciones, los problemas económicos y laborales, las peleas con la pareja, el estado de salud y aun la hora del día pueden influir en los niveles de deseo y en la capacidad y calidad de la erección, así como en la satisfacción sexual del hombre.
Los hombres tienen, como las mujeres, preferencias sexuales específicas  y condiciones para poder sentir deseo y tener una erección. Reconocer estas condiciones personales  y garantizarlas es un derecho de cada uno, ya que una cultura que tiende hacia el modelo del desempeño, sin consideraciones, crea variados problemas en la vida sexual masculina incluyendo altos niveles de ansiedad, preocupación por cumplir un rol, dificultades para disfrutar de  la vida sexual y aun apatía.
Son actualmente varios los hombres que se sienten con muy poco deseo sexual debido a la presión femenina que les exige un determinado nivel de desempeño ya sea por frecuencia o tipo de actividades. Esto causa más de un problema de pareja y hace que los hombres generen cada vez más resistencia ante la presión femenina.
Así como es respetable el poder de aceptar o rechazar una propuesta sexual en una mujer, debe ser hoy igualmente respetable ese derecho en un hombre, sin que por eso se cuestione su virilidad, su orientación sexual o su amor por su pareja.

5.    Los orgasmos vaginales son maduros y los producidos por estimulación del clítoris no.


Este mito tiene su origen en el psicoanálisis, ya que Freud fue el primero en hablar de orgasmos ¨maduros¨ e ¨inmaduros¨. Consideraba que si un orgasmo era producido en la vagina por la penetración esto hacia  a la mujer madura sexualmente, pero que si ella solo podía obtener orgasmos por estimulación de su clítoris era inmadura sexualmente.
Este mito es producto de una concepción falocéntrica que ubica en la penetración y en el pene la posibilidad de experimentar placer para  la mujer. Esto ha sido totalmente reevaluado por la sexología moderna. Fisiológicamente es importante recordar que un orgasmo siempre se produce en la plataforma orgásmica a nivel vaginal que se contrae rítmicamente 8 veces por segundo durante aproximadamente 5 segundos, y que el cerebro interpreta esta sensación como un orgasmo. Independientemente del punto donde se produzca la estimulación (boca, cuello, labios, pezones, clítoris o vagina) la respuesta se produce en la vagina y se interpreta en el cerebro. Para muchas mujeres es más fácil sentirse excitadas por la estimulación directa del clítoris, que con la penetración.
Las mujeres pueden experimentar orgasmos múltiples y al ser entrevistadas reportan la variabilidad de sus sensaciones orgásmicas.
La experiencia orgásmica es muy personal y puede variar entre las distintas personas y aun en una misma persona, dependiendo de las circunstancias Psico-sociales (como la afinidad con la pareja, las expectativas, los sentimientos), y de factores físicos como cansancio, estado de salud y tiempo transcurrido desde el último orgasmo, que afectan la intensidad. Las mujeres pueden desarrollar una alta sensibilidad a estímulos de diverso tipo, y pueden alcanzar orgasmos con recuerdos y fantasías, sin ningún estimulo físico. Hay mujeres que experimentan orgasmos en estado de hipnosis al revivir escenas sexuales.

6.    Solo los hombres eyaculan.


La falta de información hace que muchas personas consideren que la eyaculación femenina es un mito. Durante mucho tiempo se pensó que solamente los varones podían eyacular. La investigación en el siglo XX encontró que para un 10% de las mujeres eyacular es una experiencia posible. La emisión de fluido a través de la uretra en el momento del orgasmo se conoce como orgasmo húmedo y produce una sensación descrita como profundamente placentera en las mujeres que la experimentan. Desde 1953 un urólogo, Samuel Berkow, estudio las glándulas de Skene (descritas en 1880 por Alexander Skene), encontrando que ellas poseían tejido eréctil. Perry, Whipple y Ladas (1981) encontraron y demostraron que la eyaculación femenina existe y que la emisión de líquido puede ser muy abundante llevando a algunas mujeres a creer que habían orinado y produciéndoles incomodidad. Para las mujeres sus primeras experiencias eyaculatorias suelen ser episodios sorprendentes e incluso algunas reportan incomodidad al creer que lo que expulsaron era orina.
En 1978 Bennet llegó a  la conclusión de que la eyaculación femenina era producida por las glándulas de Skene a las que llamó ¨próstata femenina¨.
El líquido expulsado se parece al fluido producido por la próstata y contiene alta cantidad de fosfatas ácidas. Algunas mujeres expulsan este líquido en todos los orgasmos y otras ocasionalmente, dependiendo de los niveles de excitación o por la estimulación digital del punto G (zona de la vagina de especial sensibilidad y cuya estimulación produce altos niveles de excitación sexual).
Los hombres que tienen una experiencia sexual con una mujer que expulsa grandes cantidades de líquido en el orgasmo inicialmente se sorprenden, pero para la mayoría es una experiencia también muy placentera, tanto por los altos niveles de excitación que ven en la mujer, como por las sensaciones que les produce a ellos.
Aunque el porcentaje de mujeres que reportan experimentar la expulsión de grandes cantidades de fluido durante el orgasmo está entre el 7 % y el 10% según el estudio al que se haga referencia, tal vez más mujeres podrían tener orgasmos húmedos si se dejasen llevar pos las sensaciones de placer. Sobre este tema todavía hay varias preguntas sin resolver como aquellas relacionadas al por qué las mujeres que lo experimentan pueden hacerlo, qué características tienen estas mujeres a nivel físico y emocional, y si se puede aprender a sentir estas sensaciones.
Lo importante es saber que existe una experiencia llamada eyaculación femenina y que cada día se va a ir descubriendo más sobre esta posibilidad femenina.

7.    El alcohol y las drogas mejoran el desempeño sexual.


Se dice que el alcohol es un embellecedor, porque cuando alguien lo ha consumido va a todos los demás atractivos. En realidad el alcohol es un depresor del sistema nervioso central y como tal hace que su ingesta en pequeñas cantidades desinhiba, inicialmente, a la persona. Esto hace que quien ha tomado alcohol se sienta más seguro, hablador y sociable. Para muchos esto es un factor que incrementa su deseo sexual y les posibilitaría acceder más fácilmente a una situación erótica.
Sin embargo, el consumo de alcohol en mayor cantidad puede generar interferencias en la respuesta sexual. Puede afectar la lubricación en la mujer e inhibir la erección en el hombre, así como alterar la respuesta de excitación masculina demorando la eyaculación.
Cuando la persona es bebedora habitual o francamente alcohólica puede haber daños permanentes en el tejido eréctil y causa impotencia
Otras substancias psicoactivas pueden tener diferentes efectos inmediatos y a largo plazo.
El éxtasis produce inicialmente como su nombre lo indica altos niveles de deseo y excitación, pero el desempeño no está garantizado, y puede afectar la lubricación en la mujer.
La cocaína, como estimulante que es,  incrementa el deseo y la excitación. En dosis elevadas puede causar impotencia y retrasar el orgasmo en la mujer.
La marihuana puede incrementar las sensaciones sexuales momentáneamente, pero consumidores habituales pueden presentar apatía sexual.
Los medicamentos para tratamientos médicos también pueden afectar la respuesta sexual de variadas maneras. Algunos alteran los niveles de deseo, otros afectan la erección, y otros el orgasmo. Por ejemplo algunos anti-hipertensivos disminuyen el deseo sexual y pueden causar impotencia.

Es importante que si una persona es medicada pregunte al profesional que le trata si el medicamento puede tener efectos secundarios que afecten su vida sexual, porque aun sigue siendo tabú para muchas personas hablar al respecto. 

5 FALACIAS SOBRE EL AMOR

1.        Si me aman no me van a hacer daño.

Desafortunadamente en aspectos de salud y sobre-vivencia relacionados con infecciones de transmisión sexual el exceso de credulidad y confianza han hecho que miles de personas, especialmente mujeres estén actualmente infectadas con el VIH y algunas ya hayan desarrollado SIDA. Tristemente, amar a alguien o que esa persona le ame no le protege de una infección de transmisión sexual. En situaciones  como una infidelidad, la persona infiel generalmente lo es por un motivo egoísta, pero no pensando en herir emocionalmente a su pareja. Cuando la infidelidad es descubierta por ¨la víctima¨ siente su confianza traicionada, sus compromisos rotos y hay generalmente dolor y malestar que en algunos casos llevan a la ruptura de la relación. Sobre la idea de sentir dolor por causa de la relación de pareja hay posiciones opuestas desde quienes desarrollan miedo a los compromisos por experiencias negativas del pasado, hasta quienes de manera ingenua se hacen completamente vulnerables a su pareja. Si existe una relación amorosa debe existir el espacio de discusión del cuidado y auto-cuidado a nivel sexual que no se puede dejar en el campo de lo implícito por las graves consecuencias que puede conllevar.

2.        Si me hieren no me aman.

Como seres humanos somos falibles y, aunque en teoría el amor siempre debería ser una experiencia positiva, en ocasiones no lo es. La convivencia humana no se da libre de conflicto y las diferencias pueden ocasionar malestar y dolor. Sin embargo una persona puede amar a otra y por diferentes motivos causarle dolor sin que se quiera decir que el amor implica dolor. En muchas personas existe la dependencia hacia las sensaciones de bienestar y generalmente la relación amorosa genera sensaciones placenteras. Sin embargo no todo en el amor es disfrute, porque existe el miedo a perder el amor o el ser querido y eso genera angustia e incluso cuando ocurre causa dolor. La experiencia amorosa puede ser fuente de grandes satisfacciones y placer y también fuente de dolor. Cuando se es adolescente el desarrollo afectivo está en proceso lo que hace que aún se está aprendiendo a amar de una manera madura. Algunas personas llegan a la vida adulta y no han desarrollado esa madurez porque huyen de las relaciones por el miedo a que les pueda causar el dolor de una ruptura o por miedo a asumir un compromiso. Esa posición defensiva y temerosa no les permite crecer con las experiencias de manera gradual.

3.        Los celos son una muestra de amor.

Desde la infancia es posible experimentar celos y estos tienen un componente de inseguridad, miedo y rabia. Se teme perder el amor de un ser querido y aun niños y niñas muy pequeños muestran comportamientos de posesividad y rabia ante demostraciones afectivas que no son para ell@s sino para otras personas. Los celos no son amorosos porque en general afectan de manera negativa la relación de pareja. Afectan la confianza, la seguridad y la autoestima.
Cuando una pareja basa su relación principalmente en la atracción usa los celos para promover su permanencia. Es un “juego” que les permite sentir a cada miembro de la pareja que aún no ha conseguido a su objeto de deseo o que lo puede perder. Cuando en la pareja hay dificultades de comunicación sobre sus necesidades y expectativas aparecen los celos como un recurso. Este se basa en la seducción y en la conquista (que disfrazan la agresión y la rabia).
Algunas personas son profundamente celosas aunque su pareja no les de ningún motivo e incluso pueden desarrollar un trastorno que se denomina celotipia e involucra una distorsión de la realidad. Estos celos enfermizos requieren ayuda profesional porque pueden hacer mucho daño a la persona y a la pareja.

4.        Las mujeres lo hacen (el sexo) por amor.

Tradicionalmente a las mujeres se les negaba la posibilidad de disfrutar de las relaciones sexuales y durante muchos siglos el placer sexual se consideró malo en general, y peor aún para las mujeres. Sólo se aceptaba la inevitabilidad de la experiencia sexual dentro de un contexto reproductivo y las religiones occidentales buscaron controlar el sexo con su sacralización mediante el matrimonio. Desde el romanticismo y con la vinculación del sexo y el amor se desarrolló un nuevo paradigma para las mujeres y fue la disminución de la culpa sexual si se explicaba por el enamoramiento. Rompiendo normas sociales los ¨pecados¨ de amor de las mujeres tendieron a extenderse desde principios del siglo pasado hasta llegar a la segunda mitad del siglo XX con la revolución sexual que alteró definitivamente la normatividad al respecto. Con la masificación de métodos efectivos de anti-concepción  surge la posibilidad de una sexualidad que no tiene como consecuencia incontrolable un embarazo lo que hace que se modifique de manera radical la experiencia de la sexualidad para la mujer. Aunque para la mayoría de las mujeres el componente afectivo es muy importante para el desarrollo de una relación sexual existen también actualmente mujeres para quienes lo básico es el componente erótico, es decir el placer. En la encuesta nacional de comportamiento sexual entre adolescentes realizada por Profamilia en 1994 al preguntarles a las mujeres por el compañero con quien se había dado su iniciación sexual un 90 % de ellas respondió que había sido su novio y la razón de la relación para el 71% de ellas fue el amor.   En el caso de los varones para el 49% su pareja de iniciación sexual había sido una amiga y un 7% había tenido su primera experiencia con prostitutas. La primera razón aducida por los varones fue oportunidad 38% y la segunda con 28 % fue curiosidad.

5. El amor verdadero no existe.


Esta idea es frecuente entre personas que han sufrido desengaños amorosos, entre adolescentes en crisis de rebeldía y entre personas con posiciones existencialistas. El amor es una experiencia humana, posible para cualquier persona que se permita compartir su intimidad y construir un vínculo con otro ser. Se explicó ya la relación de dependencia del bebé con una figura que satisficiese sus necesidades para sobrevivir y poder socializarse como ser humano. El amor es una emoción básica y se desarrolla con la complejidad del sentimiento amoroso con el crecimiento de la persona. Tiene un componente de aprendizaje y se ve afectado por la ideología cultural y los valores sociales que enmarcan las experiencias individuales. El amor romántico tiene una historia que empieza en el siglo XIX, cuando el hombre y especialmente la mujer pudieron escoger a su pareja y el matrimonio empezó a darse en algunos casos por amor. Este modelo remplazo al amor platónico anterior que no llegaba a manifestarse sexualmente, creado por los trovadores y que vinculaba de manera espiritual a los caballeros y a las damas. Esos eran amores imposibles que se vivían en la fantasía y pocas veces llegaban a expresarse realmente. El amor romántico se convirtió en el permiso para el placer sexual y ha sido la forma sutil como desde el racionalismo humanista se controla la sexualidad. Lo que no siga ese modelo de amor que apareció desde la ilustración y que se inscribe dentro de lo heterosexual, monógamo, exclusivista, posesivo, celoso y dogmático sigue considerándose en varias esferas pecaminoso y dudoso. Es importante reconocer que las experiencias amorosas pueden ser tan variadas como seres humanos haya. Lo importante es que se posibiliten amores que enriquezcan la condición de quienes aman y que sean fuente de satisfacción, aprendizaje y posibilidades dentro de las necesidades de vinculación afectiva humana.

RELACIONES EXTRA-MATRIMONIALES



Definitivamente hay temas que nunca terminarán de ponerse en tela de juicio y que en cada momento de la historia y para cada cultura adquieren nuevos elementos de análisis. En una sociedad como la colombiana tradicionalmente patriarcal y machista pero que actualmente es simultáneamente liberal, vanguardista, con grandes luchas por la liberación de la mujer y apertura sexual, el tema de la relación afectiva y /o erótica entre una persona ya comprometida en un matrimonio y un tercero o tercera es de  profunda actualidad.

Aunque el fenómeno es ampliamente extendido es una tarea ardua encontrar abiertos defensores de su existencia. Los y las infieles no son dados a que se conozca su situación por los riesgos que implicaría para su relación matrimonial. Relación extra-matrimonial y secreto van generalmente de la mano.

Por su parte el conglomerado social apoya el matrimonio y establece innumerables mecanismos para su protección, difusión y permanencia. La institución conyugal se promueve y defiende fácilmente y diversos actores sociales (familiares, amigos y religiosos) realizan esfuerzos para mantenerla indemne. Así, incluso los profesionales de diversas áreas invierten tiempo y esfuerzo en la búsqueda del bienestar de la pareja formalmente establecida, por lo que proponer la discusión pública de las relaciones extra-matrimoniales no es tarea fácil.


Cuando una pareja se casa el matrimonio se convierte en el acto social, legal y en algunos casos también religioso por el que se comprometen en una relación exclusiva erótica y afectivamente. Inicialmente la mayoría de los contrayentes están plenamente convencidos de que al lado de esa persona escogida podrán ser felices, satisfacer necesidades, deseos y crecer juntos. Igualmente podrán formar una familia y construir una unión que implique progreso y bienestar en múltiples aspectos  de su vida. 

Aunque las tasas de divorcio hayan aumentado, la anti-concepción haya disminuido la posibilidad de embarazos no planeados y la libertad sexual sea muy amplia el matrimonio sigue siendo la base de la sociedad y su estabilidad muy importante para ella. 

La familia es la unidad económica más importante. Las personas siguen casándose y confían en que este estado les traerá felicidad y satisfacciones aunque el costo que paguen este en la libertad individual que pública y voluntariamente se sacrifica en aras de los beneficios que se esperan. Una vez casados si no se sienten bien piensan que su situación es personal y que el fracaso de sus ideales es cuestión individual. No se piensa que el problema este en la institución sino en los individuos y aunque como institución el matrimonio se vea sometido cada  vez más a mayores presiones, se continúa defendiendo con habilidad, determinación e inteligencia. Pocos se atreverían a atacarlo directamente, así como pocos se atreven a defender las relaciones extra-matrimoniales partiendo del principio de que necesariamente atentan contra la institución matrimonial. 

Aunque ocasionalmente se plantea que una relación extra-matrimonial o una aventura sirvan de válvula de escape a la presión de la institución reconocerle alguna función a esta situación implicaría un riesgo que la sociedad no está dispuesta a aceptar. Como el matrimonio es la cara aceptable de la sexualidad adulta la relación extra-matrimonial es el lado oscuro, sobre el que es complejo hablar y más aun analizar en un nivel público.

El secreto, el engaño, los juicios y prejuicios, las mentiras, las excusas, la culpa y el miedo hacen parte de esta situación. Pero igualmente hay elementos de atracción, deseo, gusto, amor, riesgo, clandestinidad, emoción, afirmación, complicidad, poder y placer. Hay elementos atractivos que hacen que muchas personas se involucren en estas situaciones a pesar de los riesgos que corren al hacerlo.

Las aventuras no tienen características únicas y no hay situaciones típicas, así como no hay matrimonios típicos. Su frecuencia, aunque difícil de determinar es alta (se llega a plantear que el 70% de las personas llega a serle infiel a su pareja a sí sea por lo menos una vez durante su vida). Además es importante recordar que si la gente mantuviera sus compromisos la frecuencia en teoría debería ser casi nula.

El amor y el sexo ilícito han existido desde siempre y es importante analizarlos. Muchas personas se embarcan en aventuras y relaciones alternativas porque su relación matrimonial no funciona y las deja múltiples vacíos. Aunque disfrutan de los beneficios de la relación matrimonial que les ofrece estabilidad, apoyo social, estructura familiar y posición no son felices y buscan en esa otra relación satisfacciones  alternativas. Otras personas lo hacen por curiosidad, para probarse a sí mismas, porque se enamoran de otra persona, por cansancio ante la rutina de su relación formal, por buscar emociones o por venganza ante la infidelidad del cónyuge. Las razones pueden ser tan variadas como las situaciones y los actores involucrados.

Nuestra sociedad es oficialmente monógama y se promueve la exclusividad sexual y afectiva, pero son muchas las personas que extra - oficialmente son polígamas, manteniendo dos o más relaciones simultáneas.

Sobre el adulterio se ha disertado mucho y hay argumentos que lo condenan desde la moral por considerar que atenta contra el matrimonio, que implica el engaño a un inocente y que es un acto esencialmente egoísta del adultero que debería, desde la abnegación y el sacrificio personal, mantener su compromiso de exclusividad. 

Algunos consideran que bajo ninguna circunstancia es excusable y que, aunque comprensible en algunos casos, siempre lesiona la relación primaria. Otras personas  plantean que la relación extra-matrimonial fortalece la relación matrimonial porque alivia tensiones dentro del matrimonio y genera espacios de desarrollo personal que propiciarían crecimiento a la persona y a su pareja. Se alega que la persona infiel está viviendo algo por y para sí mismo y no contra su pareja.

Otro aspecto a analizar es el género y la infidelidad; porque definitivamente la posición de una sociedad machista aborda de manera muy distinta la situación del hombre o de la mujer infiel, así como de la mujer o el hombre al que " le pusieron cachos" como se dice popularmente. 

Nuestra cultura acepta más la poliginia (relación de un hombre con más de una mujer) que la poliandria (relación de una mujer con más de un hombre) y sus juicios son muy diferentes para cada caso. 

El tema de las relaciones extra -matrimoniales está abierto a análisis y discusión. Los argumentos a favor o en contra son variados y el debate se mantiene sobre la mesa.

MITOS: PRODUCTOS DEL DESEO O DEL MIEDO


De sexo, como de comida todo el mundo tiene algo que decir. Es de esos temas en que la mayoría de la gente se siente con derecho a opinar y pontificar aunque sus ideas sean solo producto de su imaginación. Sin embargo ese síndrome de sabelotodo se manifiesta más entre los varones porque en una sociedad machista como sigue siendo la colombiana, se supone que deban conocerlo todo aunque nunca se hayan sentado juiciosamente a estudiar el tema. Siempre que empiezo una conferencia, un curso o una clase de educación sexual me encuentro con auditorios de abrumadoras mayorías femeninas y cuando pregunto  a las mujeres porque no hay más hombres, en general la respuesta se refiere a que ellos ya saben o creen saber. Esta situación ha contribuido a que se mantengan múltiples mitos y falsas creencias sobre la sexualidad en general y sobre la sexualidad de hombres y mujeres en particular. Falsas creencias sobre hombres siempre dispuestos, con erecciones instantáneas, de dur-acción interminable, con listas incontables de amantes que se han rendido a sus encantos que en realidad son seres humanos llenos de temores y necesidades que lo que en realidad quisieran es encontrar a una mujer compañera, comprensiva y amorosa con quien pudieran conocerse y entregarse para crecer y disfrutar, ahí si de verdad.
Mitos sobre mujeres tímidas, ingenuas, vírgenes ignorantes  que esperan a su príncipe azul para que las lleve al paraíso o imágenes de tigresas, vampiresas y seductoras incontrolables que arrasan con su "ninfomanía" a cualquier varón que se cruce en su camino. Mitos que niegan a las mujeres de carne y hueso que no se parecen a las imágenes construidas por la publicidad y las fantasías masculinas que solo les dejan lugares extremos de vírgenes o de prostitutas.

Hay también mitos sobre anatomía y entre esas ideas poco realistas que circulan esta aquella que atribuye penes de mayor  tamaño a los hombres de raza negra, desconociendo investigaciones que muestran lo que el doctor Alonso Acuña denomina con humor la "democracia peneana": a cada cual según su tamaño. Hay hombres de todas las edades que se desvelan por aquello de que entre más grande mejor como si fuera una promoción de cereales para el desayuno y lo que les importara a las mujeres no fuese el hombre detrás del pene y su manera de seducirlas y enamorarlas. También por aquello de los tamaños los cirujanos han hecho su Agosto implantando siliconas para que una mujer se vea con senos varias tallas más grandes de las que le dio la naturaleza como si entre más grandes fuese más mujer, desconociendo que a los hombres les gustan de todos los tamaños y me refiero a altas, medianas y bajitas y les importa más su personalidad y la manera en que los traten que la talla de sostén que ella use. Sobre las relaciones sexuales se han popularizado ideas como la importancia del orgasmo simultáneo que es interesante pero no irreemplazable, la inquietudes por las actividades auto eróticas (léase masturbación) como propias de adolescentes y no de adultos con pareja estable, las preguntas sobre prácticas distintas al coito como causantes de enfermedades (recuerde que si ambos están sanos nada de lo que hagan les va a enfermar), las elucubraciones sobre la eyaculación femenina, las posiciones sexuales y su impacto en el placer de la pareja  e innumerables ideas, algunas ciertas y otras falsas que si no se controlan terminan generando más problemas que soluciones. Así que, infórmese de fuentes serias y considere que siempre se puede aprender, porque el primer paso para crecer es aceptar que hay nuevas cosas por conocer y que preguntar puede ser la mejor idea cuando se tienen dudas.

miércoles, 17 de febrero de 2016

LA SEXUALIDAD JUVENIL ACTUAL*


Ser joven en el siglo XXI no es fácil. Quienes nacieron en los últimos 15 años del siglo pasado son una generación con múltiples retos para experimentar sus emociones, vivir su corporalidad y relacionarse social, erótica y afectivamente.
Esta generación, se caracteriza por una enorme heterogeneidad y sincretismo, que no permite análisis ni conclusiones que se puedan generalizar a todos sus integrantes. Adicionalmente, hay que incluir factores como la influencia decisiva de los medios masivos de comunicación, la globalización y las corrientes de inmediatismo y facilismo que afectan sus experiencias vitales.
Los hijos e hijas de parejas que experimentaron la revolución sexual, crecen con un conjunto de valores que han cuestionado los modelos de feminidad y masculinidad tradicionales, la relación sexual y de pareja.
Actualmente, con una tasa de divorcio en Colombia que supera el 50 %, los y las adolescentes de hoy son bastante escépticos hacia el compromiso afectivo y la estabilidad familiar. La mayoría de ellos y ellas sienten un miedo profundo hacia el amor de pareja al que consideran fuente de desengaños y dolor. Al preguntarles sobre sus proyectos a futuro, en este tema de pareja y familia, no es raro encontrar jóvenes que dicen no creer en el amor, en la familia y que no desean tener hijos. Esto no excluye la existencia de quienes siguen manteniendo ideales muy tradicionales en cuanto a formar una pareja estable y tener hijos; sin embargo, aun en estos casos, no creen profundamente en la institución del  matrimonio, a no ser los y las jóvenes muy religiosos.
Los modelos estéticos actuales imponen una carga aun mayor a la auto-imagen juvenil que, de por si, está en el centro de sus intereses. La promoción de una delgadez extrema hace que, muchas adolescentes y aun muchachos, estén desarrollando trastornos alimenticios en su afán por obtener ese imagen de modelos que piensan les dará la popularidad y aceptación que tanto necesitan. Las modas que descubren cinturas, caderas y senos ponen las curvas en primer lugar; y no son pocas las niñas que están pidiendo cirugías estéticas de aumento de senos como regalo de 15 años.
Se ha desarrollado también, un interés juvenil masculino por los aretes en diferentes partes del cuerpo y por los tatuajes. Los muchachos tienen una mayor conciencia de su belleza corporal que en el pasado. Hay una tendencia a la feminización de la corporalidad. No es extraño escuchar a las niñas hablar de los ¨hembros¨ haciendo referencia a muchachos atractivos. Aquello de que el hombre y el oso entre más feo más hermoso, está mandado a recoger. Incluso hay toda una industria de belleza y cuidado corporal para los varones y ha surgido el prototipo del hombre ¨metro-sexual¨.
En cuanto a la vida sexual existen experiencias tempranas, encontrando una edad promedio de iniciación sexual a nivel nacional de 13.8 años para los muchachos y de 14.3 años para las niñas. Estas experiencias no son generalmente lo esperado por sus protagonistas por falta de madurez y preparación. Generalmente, hay modelos fantasiosos sobre las experiencias sexuales creados por los medios de comunicación que las presentan como glamorosas, excitantes y fáciles. En la vida real pueden darse ¨fácilmente¨ pero no son los fuegos artificiales que se han soñado. Hoy en día, a los riesgos de embarazo adolescente (que está disparado a nivel nacional) se agrega la amenaza siempre presente de las infecciones de transmisión sexual y específicamente del VIH/SIDA. Desafortunadamente los y las adolescentes, con sus sentimientos de invulnerabilidad, piensan que nunca les va a pasar a ellos.
El interés juvenil por experimentar, la curiosidad y la combinación de estos factores con el consumo, desde temprana edad, de alcohol y otras drogas, les llevan a involucrarse, circunstancialmente, en situaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Las experiencias lesbianas se dan entre niñas que sin ser lesbianas lo viven por curiosidad o ¨moda¨. Entre muchachos que no son homosexuales se dan experiencias por curiosidad y abuso de substancias. Se ha llegado a acuñar un concepto que permite diferenciar estas experiencias con la orientación sexual en sí, se les denomina: HSH, para hombres que tienen sexo con otros hombres y no se consideran gays; y MSM para el caso de las mujeres que tienen sexo con otras mujeres y no se consideran lesbianas.
Los y las adolescentes llegando a la mayoría de edad, tienen retos adicionales que superar. El acceso fácil a material sexual explícito, pornografía, a través de la televisión, los vídeos y los computadores, les ha generado expectativas absurdas de lo que son las mujeres y los hombres reales y lo que es una relación sexual, por lo que se frustran fácilmente y desarrollan angustias innecesarias sobre sí mismos, sus parejas y las relaciones.
En cuanto a su lenguaje cotidiano, está plagado de contenidos sexuales, con términos que, aunque pierden su sentido original, no dejan de ser muy explícitos y genitalistas; palabras como ¨marica¨, guevón¨, ¨chimba¨ y ¨verga¨ son parte de su lenguaje social y los emplean a veces incluso frente a personas adultas. Esto ocurre en todos los estratos sociales.
Una sociedad que promueve lo light, ha hecho que también los y las jóvenes, en cuanto al sexo, quieran experiencias fáciles; siempre placenteras, con intensidad pero ¨sin personas intensas¨. En su mayoría, las personas jóvenes no desean compromisos y tienen poca tolerancia a la frustración, poca capacidad de sacrificio y un egocentrismo propio de la edad, pero exacerbado por las tendencias sociales imperantes.
No quisiera terminar este comentario, sin resaltar que aún existen aquellas experiencias que todavía se dan entre personas muy jóvenes que se enamoran profunda y honestamente y se comprometen vitalmente con otro ser humano, experimentando mucha felicidad. Y aunque no son de las mayorías, ní muchas veces duran la eternidad que pretenden, son importantes y valiosas de rescatar para continuar creyendo con esperanza en esta juventud actual.


*Artículo escrito por Pilar Aguirre Psicóloga, Sexóloga y Consejera de Bachillerato en un Colegio Privado en Bogotá para el libro de la Dra. Annie Acevedo sobre Los Niños y Jóvenes de Hoy. Publicado por Norma en el 2005. 






EL ROL DEL PADRE EN LA EDUCACIÓN DE LA AFECTIVIDAD

La paternidad es una oportunidad y una responsabilidad única para un hombre. Es el papel más importante, trascendente y con mayores retos e inquietudes en la vida masculina. Ser padre es un cambio dramático para la vida de un hombre. Su función social en la formación de las nuevas generaciones tiene un peso innegable.

En este ensayo se quiere reflexionar sobre el lugar del padre en la educación de la afectividad de sus hijos. Inicialmente se expondrán algunos elementos para la comprensión del plano afectivo en los seres humanos, para posteriormente analizar el lugar y la responsabilidad paterna en esta tarea.

La afectividad humana


La afectividad es una característica que nos posibilita la interacción con el mundo y otros seres. En los animales sus comportamientos son instintivos, con respuestas predeterminadas genéticamente y estereotipadas para todos los miembros de la misma especie. En las personas la afectividad no esta dada por comportamientos instintivos, sino que cada uno actúa desde su intimidad y son el aprendizaje y la intencionalidad los que la determinan.
Según el planteamiento de Sierra[1] el plano afectivo se desarrolla por la fuerza de los deseos y de los impulsos. Los deseos son apetitos que buscan conseguir lo que se percibe como un bien. Se dan en el presente, en lo sensible y su satisfacción produce placer. Ejemplo de ellos sería la nutrición. El deseo de comer desaparece de la conciencia una vez satisfecho y está supeditado y limitado a la realidad física del cuerpo; solo se puede comer hasta un punto de saciedad.
Los impulsos son fuerzas destinadas a la obtención de un “bien” que no es tan fácilmente accequible al sujeto y que generalmente está más allá del presente y de la sensibilidad. Ejemplo de ellos sería la agresividad que busca eliminar un obstáculo en la búsqueda de un “bien”. Un niño le pega a otro para arrebatarle un juguete que desea tener.
La afectividad se moldea en el ambiente en el que el niño crece. Es la familia con los padres como primeros gestores quienes van a influir de manera definitiva en este plano. Sus características se van a ver ampliadas y complementadas por la educación fuera del hogar  y por todas las relaciones sociales posteriores.

Inteligencia, voluntad y afectividad


La afectividad humana con sus deseos e impulsos se ve influida por la inteligencia y por la voluntad. Las principales manifestaciones de la inteligencia son el lenguaje y el pensamiento. La voluntad es la potencia que busca obtener para el sujeto lo que asume como un bien.
Los comportamientos humanos son producto de la combinación de la afectividad con la inteligencia y la voluntad, lo que produce su singularidad. Las actuaciones humanas no son fácilmente predecibles por el conjunto de factores que las producen.
“Educar a la persona no es solo educar la inteligencia para que busque diligentemente la verdad y educar la voluntad para que se adhiera al verdadero bien. Ha de educarse también la afectividad de la que provienen deseos, impulsos y sugestiones que bien pueden ser la mayor fuente de error a la hora de la elección” [2]

Inteligencia Emocional 


Los niños pequeños entienden desde muy temprano en su desarrollo el lenguaje afectivo y la comunicación no verbal.  “La unión se desarrolla en el bebé por medio del roce, la vista, el oído, el gusto y el olfato. El comportamiento de parte de la madre y el padre en lo que respecta a acariciar, besar, abrazar y contemplar prolongadamente, son indicadores de los nexos de unión que se establecen con su bebé” [3] La experiencia de sensaciones, sentimientos, emociones y afectos en los primeros años genera una memoria sensible que perdura durante toda la vida. La calidad de estas primeras experiencias marcan el rumbo afectivo de la persona. Al ser positivas o negativas determinarán lo que será afectivamente esa persona en su vida.

El concepto de inteligencia afectiva o emocional propuesto en 1.995 por Daniel Goleman [4] se entiende como el conocimiento de la propia emocionalidad,  la auto-motivación y la capacidad de conectar la inteligencia y la voluntad con la afectividad para conseguir que el proceso cognitivo sea más que un aprendizaje de conocimientos una búsqueda del bien y la verdad.
Educar los sentimientos es prepararlos para que reaccionen a lo positivo, lo bello, lo verdadero, lo justo y lo trascendente. Son los padres los primeros encargados y responsables de esta tarea, para que formen hijos con sentimientos positivos, sanos y buenos hacia si mismos, hacia los demás y hacia el medio que les rodea. El padre es quien genera los sentimientos más fuertes y más estables y junto con la madre enseña todos los sentimientos básicos.

El Padre y la afectividad


Como la afectividad está movida por deseos e impulsos corresponde a los padres acompañar a sus hijos en el aprendizaje del control y manejo de estos.
El bebé recién nacido experimenta el mundo desde sus sensaciones producidas por sus necesidades básicas. Siente hambre, frío, humedad, miedo o sueño. Qué puede hacer el padre para ayudarle? Darle un tetero, arroparle, cambiarle el pañal, alzarle o arrullarle para dormir. Desafortunadamente para muchos hombres  estas sencillas tareas son consideradas difíciles, ajenas a su género, poco masculinas, responsabilidad de la madre o simplemente no están presentes para hacerlas.
Desde los primeros meses un bebé está aprendiendo su relación con el mundo y si en su vida cotidiana su padre no está presente los lazos que podría establecer con él no van empezar siendo fuertes. Ya está establecido que la comunicación de los primeros meses está dada por el contacto, un bebé no entiende discursos. El contacto visual, la caricia, el abrazo y la palabra amorosa del padre son fundamentales en los primeros años de vida. Es con esta presencia que el padre empieza su labor en la educación de la afectividad de sus hijos.

El Proveedor 


El rol masculino tradicional lo ha considerado como el proveedor de la familia y el garante de la satisfacción de las necesidades básicas de alimentación, techo, vestido, etc. Es generalmente el esposo y padre quien trabaja para proporcionar el dinero que satisfaga estas necesidades.  Sin embargo el cumplimiento de este rol no puede hacer que por su trabajo se olvide de su presencia en la vida cotidiana del hogar.  En su libro “El Don de Ser Padre” Aaron Hass [5] plantea que muchos hombres justifican con racionalizaciones su ausencia de la vida de sus hijos debido a que están trabajando para darles lo que necesitan: ”Paso muchas horas trabajando para que no les falte nada”, “Tengo que trabajar mucho para que puedan tener todo lo que yo no tuve”. 
Muchos padres consideran, desafortunadamente, que la mejor manera de demostrar que aman a sus hijos es trabajar por ellos y las cosas materiales que les dan. El problema de las anteriores afirmaciones es que se quedan sólo en el plano material, olvidando que las necesidades de los hijos son igualmente, sino más, en otros planos.
“Educar la afectividad es generar un hábitat en lo físico, lo afectivo, lo psíquico y lo espiritual que se adecue lo más posible a un optimum de desarrollo humano, a partir del cabal conocimiento de las necesidades de la persona en cada uno de estos campos; ... como diferentes niveles de un proceso global, en donde todos los factores son inter-dependientes”[6]


El Protector 

El hombre tiene una constitución física que le posibilita proteger y cuidar de su pareja e hijos. Cuando un bebé nace está totalmente indefenso. Es un ser completamente vulnerable que depende de sus padres para sobrevivir. Los sentimientos y deseos de protección y responsabilidad que experimentan los padres se intensifican con la experiencia de cuidar al niño. “En ese tierno amor paternal hay una emotiva receptividad elemental que suele ser nueva para los padres primerizos. Repetidamente los hombres dicen que les sorprende la intensidad de sus sentimientos. Estas emociones respecto a sus hijos son distintas de cuanto han experimentado antes”[7]
La indefección del bebé y del niño produce comprensión y compasión en un adulto sano, y un deseo de proteger y cuidar. Este rol es fundamental, pero no debe volverse sobre-protección. Es nocivo para el hijo el que su padre lo sobre-proteja, porque el mensaje que recibe es de su propia incompetencia y de falta de confianza del adulto en sus capacidades. La sobre-protección produce niños inseguros, con autoestimas pobres y que pueden volverse adolescentes rebeldes o deprimidos.

El modelo afectivo 


Los padres son los modelos de los hijos. Los niños aprenden por imitación. El amor se aprende y si un hombre es capaz de amar mejor a su hijo esté aprenderá a amarse mejor a si mismo y a otros seres humanos. Si un padre es amoroso con los miembros de su familia los hijos aprenderán a amar a otras personas. Esto no puede ser un discurso, sino una experiencia de vida.
Así mismo, no basta amar a un niño, es importante demostrárselo. Las acciones y las palabras cumplen un papel primordial en esto. Los niños, al igual que los adultos, necesitan reconocimiento y valoración.
Si los padres son empáticos con sus hijos y sus circunstancias, los hijos aprenderán a ser empáticos con otras personas. A veces los padres quieren evitar experiencias dolorosas a los hijos y les quitan importancia a sus sentimientos de dolor lo que termina siendo contraproducente porque el niño se siente incomprendido y solo.


El modelo social y sexual 

El padre es modelo no solo de expresión afectiva, sino del rol social y sexual.
El niño varón aprende los comportamientos masculinos de su padre. Aprende su forma de relacionarse con las mujeres a través de lo que ve de la relación de su padre con la madre. Aprende su rol masculino y lo que espera la sociedad de él desde la observación y  la imitación de su padre. La niña aprende su relación con los hombres de su relación con el padre. Es el su primer amor después de la madre y de esas primeras vinculaciones afectivas va a depender su futuro relacional y emocional.
La construcción de lo masculino en los hijos está influenciada poderosamente por el padre y sus comportamientos. Su ejemplo es básico en el momento de establecer ideas e ideales sobre el mundo, las personas y sus relaciones.
Existen roles y características considerados tradicionalmente masculinos como la autosuficiencia, la fuerza, la objetividad, el ser racional y cerebral, el autodominio, la autoridad y el ejercicio del poder que a veces por su estereotipia dificultan la tarea de ser padres a los hombres que quieren definirse de maneras menos rígidas. No solamente las mujeres pueden ser sensibles y tiernas. Existe una forma de ternura masculina, y su sensibilidad enriquece al mundo. La ternura del padre y la madre son diferentes, pero se complementan.
Definitivamente los hombres pueden y deben expresarse afectuosamente con sus hijos.

La autoridad 


El amor no basta para educar la afectividad. Los hijos necesitan orientación y límites para sentirse seguros.  Las normas y las leyes nos ayudan a aliviar los sentimientos de vulnerabilidad y las sensaciones de descontrol. Los niños no saben regular sus impulsos y necesitan adultos guías que les ayuden a aprender a controlarse.
Es el padre un elemento fundamental para que el hijo aprenda disciplina y auto-control. Hass[8] plantea que hay tres tipos de padres en relación con la autoridad.  El Padre Autoritario que suele producir hijos ansiosos, temerosos y deprimidos es alguien insensible a las necesidades de sus hijos, que prohíbe los desacuerdos, mantiene controles excesivamente rígidos, es hiper-crítico, es impaciente y siempre está juzgando al hijo. 
El Padre Permisivo que suele producir hijos manipuladores e incapaces de tolerar la menor frustración de sus deseos es aquel que no logra establecer límites, refleja una necesidad exagerada de que sus hijos le quieran y racionaliza su renuncia al papel de padre. 
Y el padre con autoridad que suele producir hijos seguros de si mismos y seres humanos compasivos que es quien fija reglas realistas, admite los errores, expresa calidez y afecto, explica los motivos de sus decisiones, es estimulador, define con claridad los límites, no es demasiado crítico y es sensible a las necesidades particulares de su hijo.
Alvaro Sierra describe en su libro de Educación de la afectividad[9] algunos errores que socavan la autoridad de los padres frente a los hijos. Entregar la responsabilidad de la educación al centro escolar considerando que la escuela puede brindar una educación integral es un grave error. El autoritarismo expresado como gritos, cantaletas o castigos les hace perder respeto frente a sus hijos. No ejercer el derecho-deber de la autoridad bajo la excusa de preservar la paz de la familia deja a los hijos sin guía. Socavar la autoridad del cónyuge para defender el propio prestigio afecta la credibilidad de ambos padres. Expresarse mal de los demás y no asumir las responsabilidades personales, así como delegar funciones que les corresponden en su tarea de formar generan que sus hijos les vean como incompetentes. No ser  buen amigo o mostrarse incapaz de servir a otra persona, hace que los hijos les vean mezquinos y pobres espiritualmente.


Limitaciones de los padres


Es importante entender porque los hombres no siempre pueden ejercer una paternidad plena y asumir sus compromisos de educación integral de la afectividad de sus hijos.
Entre las razones para no compartir más tiempo y posibilitar espacios educativos con los hijos pueden estar el considerar las tareas de crianza muy difíciles o no sentirse preparado para realizarlas (como se expuso anteriormente) o el no haberse involucrado con la crianza desde los primeros años lo que puede hacer que no haya un vínculo fuerte entre padre e hijo y se sientan mutuamente incómodos lo que los lleva a evitar compartir momentos. También el padre puede sentirse rechazado en algún momento generándole malestar y afectando su deseo de compartir con el hijo. Algunos padres tienen la sensación de que el hijo es una carga demasiado grande, o que los hijos son responsabilidad de la madre.
Otros padres piensan que su hijo es muy diferente a él por sus intereses, sus gustos, su temperamento o que es una persona muy difícil. Se les hace muy complejo relacionarse con él y prefieren eludir su papel.
Para otros la educación de los hijos es un tema en el que no hay acuerdo con su pareja lo que les lleva a evitar la tarea para evitar el conflicto. Si los valores para educar a los hijos, o las formas de disciplinar, o las formas de relacionarse no coinciden en ambos miembros de la pareja esto va a generar un conflicto.
Algunas mujeres consideran que el rol de madres concebido de manera muy tradicional excluye a los padres de la vida cotidiana  de sus hijos y sienten su presencia como una intromisión. Estas madres se ven amenazadas si el padre quiere compartir la crianza y se vuelve una situación competitiva y no cooperativa.
Muchos hombres carecieron en su propia infancia de un modelo sano de padre. Tuvieron padres ausentes, maltratadores o que les dieron un ejemplo negativo en su afectividad. Esto les dificulta su propia tarea paterna y les revive sus propios conflictos en la relación padre-hijo.

La importancia del rol paterno 


A lo largo del texto se han descrito las tareas irreemplazables del padre en la educación de la afectividad. El padre es ejemplo, protector, proveedor, modelo social y sexual, y es la autoridad que permite adquirir el autodominio.
Un padre sano y amoroso posibilita que la afectividad de sus hijos haga de ellos personas maduras, seguras, generosas y honestas. Un buen padre posibilita la formación de buenos hijos.
El amor y la autoridad paterna son una experiencia trascendente que les permite a los hijos aprender en todos los niveles y les garantiza el desarrollo físico, afectivo, psíquico y espiritual y la educación verdaderamente integral.
Este proceso continuo, realizado de manera responsable y buena no trae solamente grandes satisfacciones para los hijos, sino tambien para los padres, porque a traves de esta experiencia se hacen mejores seres humanos, mejores esposos y mejores hombres.





[1] SIERRA LONDOÑO, A.(1998). Educación de la Afectividad, Bogotá,Universidad de La Sabana, pp. 57- 62.

[2] SIERRA LONDOÑO, A.(1998). Educación de la Afectividad, Bogotá,Universidad de La Sabana, p.74
[3] AUCKETT, A. (1981),  El masaje para el bebé, Bogotá, Interamericana, p.14.
[4] GOLEMAN, D. (1995), New York, Emotional Intelligence, Bantm Boors, 352 pags.
[5] HASS,A.(1995) El Don der Ser Padre, Buenos Aires, Javier Vergara Editor,p. 18 y 19.
[6] SIERRA LONDOÑO, A.(1998). Educación de la Afectividad, Bogotá,Universidad de La Sabana, p. 188.
[7] WORHT, C. (1989). Padre por primera vez, Bogotá, Norma, p.106.
[8] HASS,A.(1995) El Don der Ser Padre, Buenos Aires, Javier Vergara Editor,p. 107 y 108.
[9] SIERRA LONDOÑO, A.(1998). Educación de la Afectividad, Bogotá,Universidad de La Sabana, p.231 a 234.