miércoles, 17 de febrero de 2016

LA SEXUALIDAD JUVENIL ACTUAL*


Ser joven en el siglo XXI no es fácil. Quienes nacieron en los últimos 15 años del siglo pasado son una generación con múltiples retos para experimentar sus emociones, vivir su corporalidad y relacionarse social, erótica y afectivamente.
Esta generación, se caracteriza por una enorme heterogeneidad y sincretismo, que no permite análisis ni conclusiones que se puedan generalizar a todos sus integrantes. Adicionalmente, hay que incluir factores como la influencia decisiva de los medios masivos de comunicación, la globalización y las corrientes de inmediatismo y facilismo que afectan sus experiencias vitales.
Los hijos e hijas de parejas que experimentaron la revolución sexual, crecen con un conjunto de valores que han cuestionado los modelos de feminidad y masculinidad tradicionales, la relación sexual y de pareja.
Actualmente, con una tasa de divorcio en Colombia que supera el 50 %, los y las adolescentes de hoy son bastante escépticos hacia el compromiso afectivo y la estabilidad familiar. La mayoría de ellos y ellas sienten un miedo profundo hacia el amor de pareja al que consideran fuente de desengaños y dolor. Al preguntarles sobre sus proyectos a futuro, en este tema de pareja y familia, no es raro encontrar jóvenes que dicen no creer en el amor, en la familia y que no desean tener hijos. Esto no excluye la existencia de quienes siguen manteniendo ideales muy tradicionales en cuanto a formar una pareja estable y tener hijos; sin embargo, aun en estos casos, no creen profundamente en la institución del  matrimonio, a no ser los y las jóvenes muy religiosos.
Los modelos estéticos actuales imponen una carga aun mayor a la auto-imagen juvenil que, de por si, está en el centro de sus intereses. La promoción de una delgadez extrema hace que, muchas adolescentes y aun muchachos, estén desarrollando trastornos alimenticios en su afán por obtener ese imagen de modelos que piensan les dará la popularidad y aceptación que tanto necesitan. Las modas que descubren cinturas, caderas y senos ponen las curvas en primer lugar; y no son pocas las niñas que están pidiendo cirugías estéticas de aumento de senos como regalo de 15 años.
Se ha desarrollado también, un interés juvenil masculino por los aretes en diferentes partes del cuerpo y por los tatuajes. Los muchachos tienen una mayor conciencia de su belleza corporal que en el pasado. Hay una tendencia a la feminización de la corporalidad. No es extraño escuchar a las niñas hablar de los ¨hembros¨ haciendo referencia a muchachos atractivos. Aquello de que el hombre y el oso entre más feo más hermoso, está mandado a recoger. Incluso hay toda una industria de belleza y cuidado corporal para los varones y ha surgido el prototipo del hombre ¨metro-sexual¨.
En cuanto a la vida sexual existen experiencias tempranas, encontrando una edad promedio de iniciación sexual a nivel nacional de 13.8 años para los muchachos y de 14.3 años para las niñas. Estas experiencias no son generalmente lo esperado por sus protagonistas por falta de madurez y preparación. Generalmente, hay modelos fantasiosos sobre las experiencias sexuales creados por los medios de comunicación que las presentan como glamorosas, excitantes y fáciles. En la vida real pueden darse ¨fácilmente¨ pero no son los fuegos artificiales que se han soñado. Hoy en día, a los riesgos de embarazo adolescente (que está disparado a nivel nacional) se agrega la amenaza siempre presente de las infecciones de transmisión sexual y específicamente del VIH/SIDA. Desafortunadamente los y las adolescentes, con sus sentimientos de invulnerabilidad, piensan que nunca les va a pasar a ellos.
El interés juvenil por experimentar, la curiosidad y la combinación de estos factores con el consumo, desde temprana edad, de alcohol y otras drogas, les llevan a involucrarse, circunstancialmente, en situaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Las experiencias lesbianas se dan entre niñas que sin ser lesbianas lo viven por curiosidad o ¨moda¨. Entre muchachos que no son homosexuales se dan experiencias por curiosidad y abuso de substancias. Se ha llegado a acuñar un concepto que permite diferenciar estas experiencias con la orientación sexual en sí, se les denomina: HSH, para hombres que tienen sexo con otros hombres y no se consideran gays; y MSM para el caso de las mujeres que tienen sexo con otras mujeres y no se consideran lesbianas.
Los y las adolescentes llegando a la mayoría de edad, tienen retos adicionales que superar. El acceso fácil a material sexual explícito, pornografía, a través de la televisión, los vídeos y los computadores, les ha generado expectativas absurdas de lo que son las mujeres y los hombres reales y lo que es una relación sexual, por lo que se frustran fácilmente y desarrollan angustias innecesarias sobre sí mismos, sus parejas y las relaciones.
En cuanto a su lenguaje cotidiano, está plagado de contenidos sexuales, con términos que, aunque pierden su sentido original, no dejan de ser muy explícitos y genitalistas; palabras como ¨marica¨, guevón¨, ¨chimba¨ y ¨verga¨ son parte de su lenguaje social y los emplean a veces incluso frente a personas adultas. Esto ocurre en todos los estratos sociales.
Una sociedad que promueve lo light, ha hecho que también los y las jóvenes, en cuanto al sexo, quieran experiencias fáciles; siempre placenteras, con intensidad pero ¨sin personas intensas¨. En su mayoría, las personas jóvenes no desean compromisos y tienen poca tolerancia a la frustración, poca capacidad de sacrificio y un egocentrismo propio de la edad, pero exacerbado por las tendencias sociales imperantes.
No quisiera terminar este comentario, sin resaltar que aún existen aquellas experiencias que todavía se dan entre personas muy jóvenes que se enamoran profunda y honestamente y se comprometen vitalmente con otro ser humano, experimentando mucha felicidad. Y aunque no son de las mayorías, ní muchas veces duran la eternidad que pretenden, son importantes y valiosas de rescatar para continuar creyendo con esperanza en esta juventud actual.


*Artículo escrito por Pilar Aguirre Psicóloga, Sexóloga y Consejera de Bachillerato en un Colegio Privado en Bogotá para el libro de la Dra. Annie Acevedo sobre Los Niños y Jóvenes de Hoy. Publicado por Norma en el 2005. 






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