La adolescencia es un puente entre la infancia y la adultez, con
todas las posibilidades, flexibilidad y riesgos que implica estar entre dos
orillas. La sexualidad para la adolescencia actual plantea muchos retos, porque
la cultura, a través de los medios de
comunicación, les bombardea constantemente con mensajes sexuales, pero quiere
que esperen a volverse adultos para ser sexualmente activos. Esta incoherencia
en el mensaje ha generado muchos problemas como iniciación precoz, altas tasas
de embarazos adolescentes, jóvenes con infecciones de transmisión sexual,
problemas afectivos, de pareja y violencia sexual.
Con la pubertad, causada por las hormonas, se
despiertan no solo el deseo sexual y la atracción hacia otras personas sino
todo un conjunto de inquietudes sobre si mismo, los demás y la relación con el
mundo. A partir de los 12 años y a veces antes, empiezan una serie de cambios
que modifican el cuerpo, las sensaciones y la mentalidad adolescentes. El
cuerpo crece, aumenta su altura y cambian sus formas; en los varones se
desarrollan músculos y se ensancha la espalda, en las niñas se ensanchan las
caderas, se marca la cintura y les crecen los senos. Aparece vello corporal en
las axilas, el pubis, y las piernas, principal, pero no exclusivamente. En los varones pelo en la cara y en el pecho.
En ambos sexos cambian la sudoración y al engrosarse la piel y aumentar la
producción de grasa, puede aparecer acné. A ambos sexos, les cambia la voz, a
ellos pasando por los angustiosos ¨gallos¨. A ellas les llega su primera
menstruación y ellos tienen sus primeras eyaculaciones. Sus mentalidades
también maduran. Cambian sus sentimientos. Se gustan, se enamoran, se enredan,
se pelean, se separan, se deprimen, se vuelven a enamorar. Se sienten solos.
Adoran a sus amigos o los odian. Están felices en la mañana y deprimidos por la
tarde o viceversa. Sus emociones parecen una montaña rusa. No entienden a sus
papás, ni a veces a ellos mismos. Son adolescentes.
La mayoría de los
adolescentes tienen una sexualidad sana y positiva si maduran física,
emocional, espiritual y socialmente de manera integral. Para poder disfrutar
nuevas experiencias necesitan aprender a asumir nuevas responsabilidades.
Como los adolescentes
tienen el desarrollo físico para experimentar deseo sexual, algunos consideran
que también tienen la madurez para tener relaciones sexuales. Sin embargo, las
relaciones sexuales entre personas que no estén maduras para responsabilizarse
de sus consecuencias pueden ser muy problemáticas. Si no están preparados, la
experiencia es de desilusión. A nivel afectivo pueden tener sensaciones de
vacío y maltratar su autoestima. Puede haber embarazos no planeados y se
exponen a infecciones de transmisión sexual. La falta de compromiso y de
vínculos afectivos produce inestabilidad porque el sexo casual les desgasta
emocionalmente y afecta la autoestima.
Si un
adolescente tiene comportamientos sexuales que le hacen daño a si mismo o a
otros es necesario intervenir.
La
iniciación sexual temprana no es aconsejable porque la persona no ha madurado
completamente para poder vivir una sexualidad activa con plenitud y como
experiencia positiva y enriquecedora.
La
promiscuidad (relaciones sexuales con múltiples parejas) es un riesgo para la
estabilidad emocional y para la salud física. Esto ocurre con frecuencia como
resultado de mezclar alcohol con sexo, combinación muy peligrosa, porque la
persona pierde el juicio crítico y actúa de manera irresponsable sin pensar en
consecuencias.
Si un
adolescente tiene una enfermedad de transmisión sexual especialmente en el caso
de ser VIH positivo o tener SIDA, necesita mucho apoyo familiar y de sus amigos
porque el componente emocional es fundamental en el curso de la enfermedad.
Si una
adolescente esta embarazada requiere toda la red de apoyo social que la pueda
rodear porque enfrenta una responsabilidad adulta sin haber completado su
maduración y carente de muchos elementos para ejercer una maternidad sana como
experiencia positiva para ella y su bebé.
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