jueves, 10 de marzo de 2016

CARTAS A LAURA



El dolor más grade que he experimentado en mi vida fue la muerte de mi bebé aun antes de que naciera. Tenía 22 semanas desde que fue concebida y sin embargo había llenado mi vida de sueños, expectativas y motivos. El amanecer en que su corazón dejó de latir mi vientre se volvió oscuro cuando la luz de su alma se apagó y la energía de todo mi cuerpo se escapaba a raudales por la herida que dejó su ausencia. Tuve el valor de tomar su cuerpo diminuto y sobre mi pecho reconocerla antes de que se la llevara una enfermera para algún lugar que nunca supe. La bauticé con su nombre, Laura, y la dejé ir.  No tuve lágrimas ese 18 de Mayo y sin embargo ahora 20 años después aún se me inunda el corazón cuando pienso en Laura. Perder un bebé no nacido es una experiencia muy traumática. Para mi fueron 6 meses de depresión y la pérdida del matrimonio con el papá de Laura. Casi la mitad de las parejas que pierden un hijo se separan y yo desafortunadamente estuve dentro de las estadísticas. La madrugada en que mi bebé murió escribí un primer texto que fue el principio de estas cartas que ahora, 20 años después decidí compartir. Considero que el ejercicio de escribir me ayudó a sanar y la lectura de estos pensamientos puede ayudar a otras mujeres que transitan por el mismo doloroso camino.

Mayo 18 de 1996

A Laura mariposa, la bebé que se fue a las estrellas:

Bebé, fuiste concebida por un acto de amor y desde el primer instante te amamos.
Gracias por venir a visitarnos, gracias por los momentos de alegría que nos diste y por lo que nos enseñaste.
Contigo conocí una faceta muy especial del amor.
Amar y aceptar la libertad del otro es difícil pero hermoso.
Tus días entre nosotros fueron breves pero grandes y nos llenaste de sueños.
Decidiste volar y volver a las estrellas.
Olvida nuestras lágrimas y recuerda eternamente que te amamos.
                                                                            Pilar, tu mamá


Las primeras semanas no podía dejar de llorar, la tristeza era tan intensa que me sentía físicamente enferma. Me dolían constantemente la cabeza, los senos y el vientre. No tenía deseos de comer y los días transcurrían entre sueños prolongados e insomnios. Tenía mucha dificultad para soportar a otras personas a mi lado aunque todos me quisieran consolar. Sentía que nadie podía entender la profundidad de mi dolor.

Mayo 23 de 1996

Bebé:

Tengo tantas cosas por las que llorar cuando pienso en ti.
Lloro porque nunca te oiré llorar y se me escurren las lágrimas cuando pienso que la leche de mis senos se derrama sin que la hayas probado.
Recuerdo tu boca y tus manos diminutas y perfectas y me pregunto por qué escogiste una vida tan breve.
Cada minuto del día pienso en ti y el dolor de extrañarte se siente inmenso.
Nadie puede entender cuánta falta me haces.
Extraño tu brillante luz dentro de mi vientre y el saber que me escuchabas cuando te hablaba del mundo y quería enseñarte mil cosas lindas que tiene vivir.
Me pregunto una y otra vez por qué te fuiste y no logro comprender y tal vez jamás lo entienda.
Viviste sin conocer el hambre, ni el frio, pero aprendiste a sentir emociones.
Tal vez esa era tu tarea. Dejarte amar y recibir todo el amor que te pudimos dar.
A veces me angustiaba y sabía que sentías mi angustia, por eso sé que aprendiste a sentir.
Bebé, te extraño muchísimo. Sueño con haber podido abrazarte y sentir tu calor. Eras tan linda, tan pequeña, tan inocente.
A veces siento rabia de que no viviste en este planeta junto a nosotros.
Veo el dolor de tu papá y siento un vacío horrible por dentro. El tenía también mil sueños para ti.
Tu primer regalo fue una colección de cuentos de osos que él te compró. Y ambos discutíamos cómo sería tu cuna.
Todos te amamos inmensamente.
Eres única y especial y dónde estés, mi amor está contigo.
Tu mamá

Cada día era difícil pensar cómo iba a continuar mi vida. Nada me motivaba.
Aun cuando el papá de Laura estaba presente yo lo sentía lejano e incapaz de acompañarme en el dolor. El cargaba sus propios dolores y el mío era tan intenso que nada lo mitigaba. Yo creía que nunca lo iba a poder superar. La dificultad de mi esposo para entender mi duelo nos alejó emocionalmente e hizo que me fuera difícil confiar en su apoyo. Eso afectó gravemente nuestra relación de pareja.

Mayo 28 de 1996

Laura, bebé:

Sabes, hoy han pasado tres semanas desde que te fuiste. Me haces falta, una falta sin nombre.
Son las cuatro de la madrugada y me desperté pensando en ti. En tu maravillosa luz que me llenaba. Me siento muy oscura y muy vacía sin ti.
Traté de explicarle a alguien como eras tú en mí, cuando tu luz brillaba he hice la comparación de una vela y su llama encendida. Que ingenua…, es como confundir una llamita con un rayo de sol.
Tú eras muy brillante y me llenabas toda.
Ahora me siento negra por dentro porque dejaste todo a oscuras y te uniste a las estrellas para iluminar desde el cielo.
Sigo llorando.
A veces no sé si es por ti o por mí. Me siento tan profundamente sola con el dolor.
El dolor es como uno de esos agujeros negros en el espacio, absorbe todo y no deja que se refleje nada.
Es cierto que he crecido como ser humano, pero me pregunto porque a este inmenso precio de perderte.
No termino de aceptar plenamente que te hayas ido.
Desde donde estés, ayúdame a ser fuerte. Te amo, mi linda bebé.
                                                                     Tu mamá

Pasaron varios años antes de poder aceptar plenamente la pérdida de su vida. Cuando veía a otras mujeres embarazadas se revivían el dolor y la ausencia de mi propio bebé. Había innumerables hechos y situaciones que me hacían pensar en ella. La pérdida de un bebé antes de nacer no es socialmente muy reconocida y con frecuencia las frases de consuelo que recibía me provocaban incomodidad o rabia. Cuando me decían que tendría otro bebé me parecía irrespetuoso. Ella era irremplazable. La dificultad para entender un motivo para su muerte duró mucho tiempo. La relación con mi esposo se hizo cada día más difícil.

Junio 2 de 1996

Bebé,

No sé por qué te fuiste y siento un dolor terrible.
Y te escribo porque no quiero seguir llorando como una loca y ahogándome en este dolor.
Mi bebé, ¿por qué te fuiste?
¿Por qué no quisiste nacer?
Te amaba tanto, te amo y te extraño tanto, tanto.
Lloro porque no pudimos jugar juntas, porque no te pude contar cuentos ni cantar arrullos mientras te dormías.
¿Por qué no te pude enseñar los colores, ni el olor distinto de cada rosa?
En tu primer Halloween te hubiera disfrazado de gatita y desde que pudieras sentarte te habría dado mis crayolas y mucho papel para que pintaras.
Me duele no poder mostrarte los animales de peluche de mi zoológico y cuando fueras creciendo te enseñaría sus nombres y las historias de amor detrás de cada uno.
Es de noche y tu papá aún no ha llegado. No quiero que me vea llorar porque se angustia ante mi tristeza. A los hombres tristemente no les permiten llorar y no les enseñan cómo vivir el dolor.
Mi linda bebé, espero que donde te encuentres estés inmensamente feliz. Tal vez pasen muchos días en que todavía me veas llorar a solas pero te pido que por favor me entiendas.
Tu mamá, Pilar

Tres meses después del día de la muerte de mi hija aun me encontraba débil, desmotivada y deprimida. Físicamente me había recuperado bastante, pero emocionalmente continuaba muy frágil. Buscaba mostrarme tranquila en mi casa para evitar que mi esposo se afectara pero eso no contribuyó a nuestra relación. Para poder continuar mi vida traté de volver a motivarme hacia mi trabajo, pero el esfuerzo era constante y no siempre me sentía con ganas de hacerlo. La rabia era una emoción muy fuerte y me volvía irritable. Estaba muy sensible frente a todo.

Agosto 3 de 1996

Laura, mi bebé:

Tengo rabia. Estoy casi segura que no conociste la rabia. Y me alegro por ti.
Es un sentimiento horrible, amargo, corrosivo. No te deja sentir plenamente el amor. Te hace ver el mundo cruel e injusto. No piensas en el bien, sino en el mal.
Muchas veces lloro por rabia. Porque me siento agredida por personas a las que amo y dicen amarme.
Solo si alguien te importa te puede hacer daño en tus afectos.
No me gusta escribirte sobre esto. Es una parte fea de la vida. Lo más feo es no sentir amor cuando tienes mucha rabia. Te vuelves egoísta y todo lo ves gris.
Es como una espina clavada por dentro. Te incomoda, te duele y si no la sacas se te puede enconar. Y cada vez se vuelve más sensible, más dolorosa, más complicada.
Pero como dice una vieja canción: ¨Hay que sacarlo todo afuera¨, drenar la herida de la rabia y después te empiezas a sanar. Y el tiempo, sean minutos o días o años te ayuda a cicatrizar.
El alma es de tan buen material que, casi siempre, no te deja las huellas de tus heridas de rabia y pasado el tiempo puedes volver a sonreír con generosidad.
Pilar, Tu mamá

Después de  los tres meses iba manejando el duelo mejor. Aunque sentía mucha tristeza, la rabia era muy ocasional y los recuerdos positivos me ayudaban. Podía evaluar que no había tenido la culpa de que la bebé no hubiera sobrevivido porque varias veces sentí mucha angustia de pensar que había sido mi responsabilidad que el embarazo se hubiera interrumpido, que mi cuerpo era el culpable.

Agosto 18 de 1996

Laura:

Hola nena, a dónde te encuentres hoy espero que estés bien. Han pasado ya tres meses desde el día que te fuiste. Pienso frecuentemente en ti.
Hoy estuve viendo las fotos que tomé en París para ti, capturando en pinturas y esculturas la idea de la maternidad. Artistas de todas las épocas han plasmado este tipo de amor en sus obras.
Cuando alguien contestó al por qué se derraman tantas lágrimas al leer estas cartas diciendo que lo conmovedor es hermoso tenía mucha razón.
¿Sabes? yo no quiero que todas las letras que te recuerden tengan sabor a mar. Tú me hiciste sonreír muchas veces al pensarte.
Saberte hermosa me hacía feliz. Soñar contigo estando despierta era uno de mis pasatiempos favoritos.
Mi vida giraba en torno a ti, a tu bienestar y a tu crecimiento en mí. Por ese motivo cambiaban muchas cosas.
Mis rutinas se adaptaron a tenerte en mí. Comía lo que sabía podía hacerte bien y evitaba las demás. No tomé nunca alcohol y cuando me ofrecían siquiera un vino lo rechazaba sin sentir pena porque no te hubiera sentado bien…  
Tu mamá , Pilar
Observar a otras mujeres en embarazo o a madres con niños pequeños me generaba dolor y una sensación de envidia. Como las pérdidas de embarazos en los primeros meses son relativamente frecuentes y no es un duelo socialmente muy reconocido es más complejo hacerlo. Incluso algunas personas me decían que no pensara en lo que me había ocurrido, sin embargo decidí no olvidarlo sino enfrentarlo y eso me ayudo a superar el duelo. 

Septiembre 10 de 1996

Laura, bebé:

Me conociste por el sonido de mi corazón, por la temperatura y la humedad de mi vientre, por las palabras de amor que siempre te decía.
Pero no sabes lo que es una mamá y por eso decidí contártelo.
Yo sé lo que es una mamá por la que yo tengo.
Es la persona más maravillosa que existe.
Dios inventó a las mamás para que aprendiéramos qué es amor.
Desde que una mujer sabe que lleva en sí una vida su forma de ver y estar en el mundo cambia.
Una mamá es dulce, fuerte, paciente, soñadora y vital.
Una mamá es ternura, miradas, besos, caricias, abrazos, lágrimas y sonrisas.
Cuidar, enseñar, creer, luchar, apoyar y amar fueron verbos inventados por las mamás.
Una mamá como la mía, que hubiera sido tu abuela, es con quien uno siempre puede contar, jamás te falla y desde lo más pequeño hasta lo más grande puede asumirlo.
Mamá es la que comprende, perdona, recuerda y olvida.
Con ella estás acompañada, protegida y cuidada. 
Con tu mamá puedes compartir las cosas que te hacen feliz y triste, tus ilusiones y fracasos.
Ella te da lo mejor de sí misma y al llevarte en su vientre durante nueve meses te permitió llegar a vivir en este mundo. Y luego cada día te acompaña en la tarea de crecer.
Una mamá es la mujer que te enseña durante toda la vida a ser mujer.
Pilar, Tu mamá
Un duelo dura varios meses. En mis caso a los 5 meses ya estaba bastante recuperada. Podía pensar en mi hija y no llorar. Aunque no entendiera su muerte aceptar que su vida había sido corta y especial me ayudó. Sentir que había un propósito, aunque no lo comprendiera, me hizo sanar.

Octubre 18 de 1996

Laura, bebé:

El alma, el espíritu, la luz interior es única en el tiempo ye l espacio.
Tu luz brillante me hace una falta inmensa.
Han pasado 5 meses desde el día en que te fuiste.
Cuando pienso en eso me siento muy triste, pero la vida ha seguido.
Anoche soñé que había caído en un arbusto de espinas al lado de una quebrada. Todo mi cuerpo estaba lleno de espinas que dolían y venían varias persona que yo sentía amigas y cuidadosa y amablemente, con paciencia infinita, me sacaban las espinas de las manos y de los pies.
Sentía alivio y paz. Creo que estoy sanando. Ya no lloro tanto.
Todo tiene un propósito.
                                                                                        Pilar






1 comentario:

  1. Muy bonito doctora Pilar,realmente llega al alma siendo colegas, la logoterapia no la he visto como mi propuesta de intervención terapéutica es interesante el trabajo que hace con sus consultantes yo como paciente suya me ha recuperado sentido de vida a mi labor como profesional de psicología. gracias

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