El dolor más grade que he experimentado en mi vida fue la
muerte de mi bebé aun antes de que naciera. Tenía 22 semanas desde que fue
concebida y sin embargo había llenado mi vida de sueños, expectativas y
motivos. El amanecer en que su corazón dejó de latir mi vientre se volvió
oscuro cuando la luz de su alma se apagó y la energía de todo mi cuerpo se
escapaba a raudales por la herida que dejó su ausencia. Tuve el valor de tomar
su cuerpo diminuto y sobre mi pecho reconocerla antes de que se la llevara una
enfermera para algún lugar que nunca supe. La bauticé con su nombre, Laura, y
la dejé ir. No tuve lágrimas ese 18 de
Mayo y sin embargo ahora 20 años después aún se me inunda el corazón cuando
pienso en Laura. Perder un bebé no nacido es una experiencia muy traumática.
Para mi fueron 6 meses de depresión y la pérdida del matrimonio con el papá de
Laura. Casi la mitad de las parejas que pierden un hijo se separan y yo desafortunadamente
estuve dentro de las estadísticas. La madrugada en que mi bebé murió escribí un
primer texto que fue el principio de estas cartas que ahora, 20 años después
decidí compartir. Considero que el ejercicio de escribir me ayudó a sanar y la
lectura de estos pensamientos puede ayudar a otras mujeres que transitan por el
mismo doloroso camino.
Mayo 18 de 1996
A Laura mariposa, la bebé que se fue a
las estrellas:
Bebé, fuiste concebida por un acto de
amor y desde el primer instante te amamos.
Gracias por venir a visitarnos,
gracias por los momentos de alegría que nos diste y por lo que nos enseñaste.
Contigo conocí una faceta muy especial
del amor.
Amar y aceptar la libertad del otro es
difícil pero hermoso.
Tus días entre nosotros fueron breves pero grandes y nos llenaste de sueños.
Decidiste volar y volver a las
estrellas.
Olvida nuestras lágrimas y recuerda
eternamente que te amamos.
Pilar, tu mamá
Las primeras semanas no podía dejar de
llorar, la tristeza era tan intensa que me sentía físicamente enferma. Me
dolían constantemente la cabeza, los senos y el vientre. No tenía deseos de
comer y los días transcurrían entre sueños prolongados e insomnios. Tenía mucha
dificultad para soportar a otras personas a mi lado aunque todos me quisieran
consolar. Sentía que nadie podía entender la profundidad de mi dolor.
Mayo 23 de 1996
Bebé:
Tengo tantas cosas por las que llorar
cuando pienso en ti.
Lloro porque nunca te oiré llorar y se
me escurren las lágrimas cuando pienso que la leche de mis senos se derrama sin
que la hayas probado.
Recuerdo tu boca y tus manos diminutas
y perfectas y me pregunto por qué escogiste una vida tan breve.
Cada minuto del día pienso en ti y el
dolor de extrañarte se siente inmenso.
Nadie puede entender cuánta falta me
haces.
Extraño tu brillante luz dentro de mi
vientre y el saber que me escuchabas cuando te hablaba del mundo y quería
enseñarte mil cosas lindas que tiene vivir.
Me pregunto una y otra vez por qué te
fuiste y no logro comprender y tal vez jamás lo entienda.
Viviste sin conocer el hambre, ni el
frio, pero aprendiste a sentir emociones.
Tal vez esa era tu tarea. Dejarte amar
y recibir todo el amor que te pudimos dar.
A veces me angustiaba y sabía que
sentías mi angustia, por eso sé que aprendiste a sentir.
Bebé, te extraño muchísimo. Sueño con
haber podido abrazarte y sentir tu calor. Eras tan linda, tan pequeña, tan
inocente.
A veces siento rabia de que no viviste
en este planeta junto a nosotros.
Veo el dolor de tu papá y siento un
vacío horrible por dentro. El tenía también mil sueños para ti.
Tu primer regalo fue una colección de
cuentos de osos que él te compró. Y ambos discutíamos cómo sería tu cuna.
Todos te amamos inmensamente.
Eres única y especial y dónde estés,
mi amor está contigo.
Tu mamá
Cada día era difícil pensar cómo iba a
continuar mi vida. Nada me motivaba.
Aun cuando el papá de Laura estaba
presente yo lo sentía lejano e incapaz de acompañarme en el dolor. El cargaba
sus propios dolores y el mío era tan intenso que nada lo mitigaba. Yo creía que
nunca lo iba a poder superar. La dificultad de mi esposo para entender mi duelo
nos alejó emocionalmente e hizo que me fuera difícil confiar en su apoyo. Eso
afectó gravemente nuestra relación de pareja.
Mayo 28 de 1996
Laura, bebé:
Sabes, hoy han pasado tres semanas
desde que te fuiste. Me haces falta, una falta sin nombre.
Son las cuatro de la madrugada y me
desperté pensando en ti. En tu maravillosa luz que me llenaba. Me siento muy
oscura y muy vacía sin ti.
Traté de explicarle a alguien como
eras tú en mí, cuando tu luz brillaba he hice la comparación de una vela y su
llama encendida. Que ingenua…, es como confundir una llamita con un rayo de
sol.
Tú eras muy brillante y me llenabas
toda.
Ahora me siento negra por dentro
porque dejaste todo a oscuras y te uniste a las estrellas para iluminar desde
el cielo.
Sigo llorando.
A veces no sé si es por ti o por mí.
Me siento tan profundamente sola con el dolor.
El dolor es como uno de esos agujeros
negros en el espacio, absorbe todo y no deja que se refleje nada.
Es cierto que he crecido como ser
humano, pero me pregunto porque a este inmenso precio de perderte.
No termino de aceptar plenamente que
te hayas ido.
Desde donde estés, ayúdame a ser
fuerte. Te amo, mi linda bebé.
Tu
mamá
Pasaron varios años antes de poder aceptar plenamente la
pérdida de su vida. Cuando veía a otras mujeres embarazadas se revivían el
dolor y la ausencia de mi propio bebé. Había innumerables hechos y situaciones que
me hacían pensar en ella. La pérdida de un bebé antes de nacer no es
socialmente muy reconocida y con frecuencia las frases de consuelo que recibía me provocaban incomodidad o rabia. Cuando me decían que tendría otro bebé me
parecía irrespetuoso. Ella era irremplazable. La dificultad para entender un
motivo para su muerte duró mucho tiempo. La relación con mi esposo se hizo cada
día más difícil.
Junio 2
de 1996
Bebé,
No sé
por qué te fuiste y siento un dolor terrible.
Y te
escribo porque no quiero seguir llorando como una loca y ahogándome en este
dolor.
Mi
bebé, ¿por qué te fuiste?
¿Por
qué no quisiste nacer?
Te
amaba tanto, te amo y te extraño tanto, tanto.
Lloro
porque no pudimos jugar juntas, porque no te pude contar cuentos ni cantar
arrullos mientras te dormías.
¿Por qué
no te pude enseñar los colores, ni el olor distinto de cada rosa?
En tu
primer Halloween te hubiera disfrazado de gatita y desde que pudieras sentarte
te habría dado mis crayolas y mucho papel para que pintaras.
Me
duele no poder mostrarte los animales de peluche de mi zoológico y cuando
fueras creciendo te enseñaría sus nombres y las historias de amor detrás de
cada uno.
Es de
noche y tu papá aún no ha llegado. No quiero que me vea llorar porque se
angustia ante mi tristeza. A los hombres tristemente no les permiten llorar y
no les enseñan cómo vivir el dolor.
Mi
linda bebé, espero que donde te encuentres estés inmensamente feliz. Tal vez
pasen muchos días en que todavía me veas llorar a solas pero te pido que por
favor me entiendas.
Tu mamá, Pilar
Tres meses después del día de la muerte de mi hija aun me
encontraba débil, desmotivada y deprimida. Físicamente me había recuperado
bastante, pero emocionalmente continuaba muy frágil. Buscaba mostrarme
tranquila en mi casa para evitar que mi esposo se afectara pero eso no
contribuyó a nuestra relación. Para poder continuar mi vida traté de volver a
motivarme hacia mi trabajo, pero el esfuerzo era constante y no siempre me
sentía con ganas de hacerlo. La rabia era una emoción muy fuerte y me volvía
irritable. Estaba muy sensible frente a todo.
Agosto
3 de 1996
Laura,
mi bebé:
Tengo
rabia. Estoy casi segura que no conociste la rabia. Y me alegro por ti.
Es
un sentimiento horrible, amargo, corrosivo. No te deja sentir plenamente el
amor. Te hace ver el mundo cruel e injusto. No piensas en el bien, sino en el
mal.
Muchas
veces lloro por rabia. Porque me siento agredida por personas a las que amo y
dicen amarme.
Solo
si alguien te importa te puede hacer daño en tus afectos.
No
me gusta escribirte sobre esto. Es una parte fea de la vida. Lo más feo es no
sentir amor cuando tienes mucha rabia. Te vuelves egoísta y todo lo ves gris.
Es
como una espina clavada por dentro. Te incomoda, te duele y si no la sacas se te puede enconar. Y cada vez se
vuelve más sensible, más dolorosa, más complicada.
Pero
como dice una vieja canción: ¨Hay que sacarlo todo afuera¨, drenar la herida de
la rabia y después te empiezas a sanar. Y el tiempo, sean minutos o días o años
te ayuda a cicatrizar.
El
alma es de tan buen material que, casi siempre, no te deja las huellas de tus
heridas de rabia y pasado el tiempo puedes volver a sonreír con generosidad.
Pilar, Tu mamá
Después de los tres
meses iba manejando el duelo mejor. Aunque sentía mucha tristeza, la rabia era
muy ocasional y los recuerdos positivos me ayudaban. Podía evaluar que no había
tenido la culpa de que la bebé no hubiera sobrevivido porque varias veces sentí
mucha angustia de pensar que había sido mi responsabilidad que el embarazo se
hubiera interrumpido, que mi cuerpo era el culpable.
Agosto 18 de 1996
Laura:
Hola nena, a dónde te encuentres
hoy espero que estés bien. Han pasado ya tres meses desde el día que te fuiste.
Pienso frecuentemente en ti.
Hoy estuve viendo las fotos
que tomé en París para ti, capturando en pinturas y esculturas la idea de la
maternidad. Artistas de todas las épocas han plasmado este tipo de amor en sus
obras.
Cuando alguien contestó al por
qué se derraman tantas lágrimas al leer estas cartas diciendo que lo conmovedor
es hermoso tenía mucha razón.
¿Sabes? yo no quiero que
todas las letras que te recuerden tengan sabor a mar. Tú me hiciste sonreír
muchas veces al pensarte.
Saberte hermosa me hacía
feliz. Soñar contigo estando despierta era uno de mis pasatiempos favoritos.
Mi vida giraba en torno a ti,
a tu bienestar y a tu crecimiento en mí. Por ese motivo cambiaban muchas cosas.
Mis rutinas se adaptaron a
tenerte en mí. Comía lo que sabía podía hacerte bien y evitaba las demás. No
tomé nunca alcohol y cuando me ofrecían siquiera un vino lo rechazaba sin
sentir pena porque no te hubiera sentado bien…
Tu mamá , Pilar
Observar a otras mujeres en embarazo o a madres con niños
pequeños me generaba dolor y una sensación de envidia. Como las pérdidas de
embarazos en los primeros meses son relativamente frecuentes y no es un duelo socialmente
muy reconocido es más complejo hacerlo. Incluso algunas personas me decían que
no pensara en lo que me había ocurrido, sin embargo decidí no olvidarlo sino
enfrentarlo y eso me ayudo a superar el duelo.
Septiembre 10 de 1996
Laura, bebé:
Me conociste por el sonido
de mi corazón, por la temperatura y la humedad de mi vientre, por las palabras
de amor que siempre te decía.
Pero no sabes lo que es una
mamá y por eso decidí contártelo.
Yo sé lo que es una mamá por
la que yo tengo.
Es la persona más maravillosa
que existe.
Dios inventó a las mamás
para que aprendiéramos qué es amor.
Desde que una mujer sabe que
lleva en sí una vida su forma de ver y estar en el mundo cambia.
Una mamá es dulce, fuerte,
paciente, soñadora y vital.
Una mamá es ternura,
miradas, besos, caricias, abrazos, lágrimas y sonrisas.
Cuidar, enseñar, creer,
luchar, apoyar y amar fueron verbos inventados por las mamás.
Una mamá como la mía, que
hubiera sido tu abuela, es con quien uno siempre puede contar, jamás te falla y
desde lo más pequeño hasta lo más grande puede asumirlo.
Mamá es la que comprende,
perdona, recuerda y olvida.
Con ella estás acompañada,
protegida y cuidada.
Con tu mamá puedes compartir
las cosas que te hacen feliz y triste, tus ilusiones y fracasos.
Ella te da lo mejor de sí
misma y al llevarte en su vientre durante nueve meses te permitió llegar a
vivir en este mundo. Y luego cada día te acompaña en la tarea de crecer.
Una mamá es la mujer que te
enseña durante toda la vida a ser mujer.
Pilar, Tu mamá
Un duelo dura varios meses. En mis caso a los 5 meses ya estaba bastante recuperada. Podía pensar en mi hija y no llorar. Aunque no entendiera su muerte aceptar que su vida había sido corta y especial me ayudó. Sentir que había un propósito, aunque no lo comprendiera, me hizo sanar.
Octubre
18 de 1996
Laura,
bebé:
El
alma, el espíritu, la luz interior es única en el tiempo ye l espacio.
Tu
luz brillante me hace una falta inmensa.
Han
pasado 5 meses desde el día en que te fuiste.
Cuando
pienso en eso me siento muy triste, pero la vida ha seguido.
Anoche
soñé que había caído en un arbusto de espinas al lado de una quebrada. Todo mi
cuerpo estaba lleno de espinas que dolían y venían varias persona que yo sentía
amigas y cuidadosa y amablemente, con paciencia infinita, me sacaban las
espinas de las manos y de los pies.
Sentía
alivio y paz. Creo que estoy sanando. Ya no lloro tanto.
Todo
tiene un propósito.
Pilar
Muy bonito doctora Pilar,realmente llega al alma siendo colegas, la logoterapia no la he visto como mi propuesta de intervención terapéutica es interesante el trabajo que hace con sus consultantes yo como paciente suya me ha recuperado sentido de vida a mi labor como profesional de psicología. gracias
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