Definitivamente hay
temas que nunca terminarán de ponerse en tela de juicio y que en cada momento
de la historia y para cada cultura adquieren nuevos elementos de análisis. En
una sociedad como la colombiana tradicionalmente patriarcal y machista pero que
actualmente es simultáneamente liberal, vanguardista, con grandes luchas por la
liberación de la mujer y apertura sexual, el tema de la relación afectiva y /o erótica entre una persona ya comprometida en un matrimonio y un tercero o
tercera es de profunda actualidad.
Aunque el fenómeno es
ampliamente extendido es una tarea ardua encontrar abiertos defensores de su
existencia. Los y las infieles no son dados a que se conozca su situación por
los riesgos que implicaría para su relación matrimonial. Relación extra-matrimonial y secreto van generalmente de la mano.
Por su parte el
conglomerado social apoya el matrimonio y establece innumerables mecanismos
para su protección, difusión y permanencia. La institución conyugal se promueve
y defiende fácilmente y diversos actores sociales (familiares, amigos y
religiosos) realizan esfuerzos para
mantenerla indemne. Así, incluso los profesionales de diversas áreas invierten
tiempo y esfuerzo en la búsqueda del bienestar de la pareja formalmente
establecida, por lo que proponer la discusión pública de las relaciones extra-matrimoniales no es tarea fácil.
Cuando una pareja se
casa el matrimonio se convierte en el acto social, legal y en algunos casos
también religioso por el que se comprometen en una relación exclusiva erótica y
afectivamente. Inicialmente la mayoría de los contrayentes están plenamente
convencidos de que al lado de esa persona escogida podrán ser felices,
satisfacer necesidades, deseos y crecer juntos. Igualmente podrán formar una
familia y construir una unión que implique progreso y bienestar en múltiples
aspectos de su vida.
Aunque las tasas de divorcio hayan aumentado, la anti-concepción haya disminuido la posibilidad de embarazos no planeados y la libertad sexual sea muy amplia el matrimonio sigue siendo la base de la sociedad y su estabilidad muy importante para ella.
La familia es la unidad económica más importante. Las personas siguen casándose y confían en que este estado les traerá felicidad y satisfacciones aunque el costo que paguen este en la libertad individual que pública y voluntariamente se sacrifica en aras de los beneficios que se esperan. Una vez casados si no se sienten bien piensan que su situación es personal y que el fracaso de sus ideales es cuestión individual. No se piensa que el problema este en la institución sino en los individuos y aunque como institución el matrimonio se vea sometido cada vez más a mayores presiones, se continúa defendiendo con habilidad, determinación e inteligencia. Pocos se atreverían a atacarlo directamente, así como pocos se atreven a defender las relaciones extra-matrimoniales partiendo del principio de que necesariamente atentan contra la institución matrimonial.
Aunque ocasionalmente se plantea que una relación extra-matrimonial o una aventura sirvan de válvula de escape a la presión de la institución reconocerle alguna función a esta situación implicaría un riesgo que la sociedad no está dispuesta a aceptar. Como el matrimonio es la cara aceptable de la sexualidad adulta la relación extra-matrimonial es el lado oscuro, sobre el que es complejo hablar y más aun analizar en un nivel público.
Aunque las tasas de divorcio hayan aumentado, la anti-concepción haya disminuido la posibilidad de embarazos no planeados y la libertad sexual sea muy amplia el matrimonio sigue siendo la base de la sociedad y su estabilidad muy importante para ella.
La familia es la unidad económica más importante. Las personas siguen casándose y confían en que este estado les traerá felicidad y satisfacciones aunque el costo que paguen este en la libertad individual que pública y voluntariamente se sacrifica en aras de los beneficios que se esperan. Una vez casados si no se sienten bien piensan que su situación es personal y que el fracaso de sus ideales es cuestión individual. No se piensa que el problema este en la institución sino en los individuos y aunque como institución el matrimonio se vea sometido cada vez más a mayores presiones, se continúa defendiendo con habilidad, determinación e inteligencia. Pocos se atreverían a atacarlo directamente, así como pocos se atreven a defender las relaciones extra-matrimoniales partiendo del principio de que necesariamente atentan contra la institución matrimonial.
Aunque ocasionalmente se plantea que una relación extra-matrimonial o una aventura sirvan de válvula de escape a la presión de la institución reconocerle alguna función a esta situación implicaría un riesgo que la sociedad no está dispuesta a aceptar. Como el matrimonio es la cara aceptable de la sexualidad adulta la relación extra-matrimonial es el lado oscuro, sobre el que es complejo hablar y más aun analizar en un nivel público.
El secreto, el engaño,
los juicios y prejuicios, las mentiras, las excusas, la culpa y el miedo hacen
parte de esta situación. Pero igualmente hay elementos de atracción, deseo,
gusto, amor, riesgo, clandestinidad, emoción, afirmación, complicidad, poder y
placer. Hay elementos atractivos que hacen que muchas personas se involucren en
estas situaciones a pesar de los riesgos que corren al hacerlo.
Las aventuras no tienen
características únicas y no hay situaciones típicas, así como no hay
matrimonios típicos. Su frecuencia, aunque difícil de determinar es alta (se
llega a plantear que el 70% de las personas llega a serle infiel a su pareja a
sí sea por lo menos una vez durante su vida). Además es importante recordar que
si la gente mantuviera sus compromisos la frecuencia en teoría debería ser casi
nula.
El amor y el sexo
ilícito han existido desde siempre y es importante analizarlos. Muchas personas
se embarcan en aventuras y relaciones alternativas porque su relación
matrimonial no funciona y las deja múltiples vacíos. Aunque disfrutan de los
beneficios de la relación matrimonial que les ofrece estabilidad, apoyo social,
estructura familiar y posición no son felices y buscan en esa otra relación
satisfacciones alternativas. Otras
personas lo hacen por curiosidad, para probarse a sí mismas, porque se enamoran
de otra persona, por cansancio ante la rutina de su relación formal, por buscar
emociones o por venganza ante la infidelidad del cónyuge. Las razones pueden
ser tan variadas como las situaciones y los actores involucrados.
Nuestra sociedad es
oficialmente monógama y se promueve la exclusividad sexual y afectiva, pero son
muchas las personas que extra - oficialmente son polígamas, manteniendo dos o
más relaciones simultáneas.
Sobre el adulterio se ha
disertado mucho y hay argumentos que lo condenan desde la moral por considerar
que atenta contra el matrimonio, que implica el engaño a un inocente y que es
un acto esencialmente egoísta del adultero que debería, desde la abnegación y
el sacrificio personal, mantener su compromiso de exclusividad.
Algunos consideran que bajo ninguna circunstancia es excusable y que, aunque comprensible en algunos casos, siempre lesiona la relación primaria. Otras personas plantean que la relación extra-matrimonial fortalece la relación matrimonial porque alivia tensiones dentro del matrimonio y genera espacios de desarrollo personal que propiciarían crecimiento a la persona y a su pareja. Se alega que la persona infiel está viviendo algo por y para sí mismo y no contra su pareja.
Algunos consideran que bajo ninguna circunstancia es excusable y que, aunque comprensible en algunos casos, siempre lesiona la relación primaria. Otras personas plantean que la relación extra-matrimonial fortalece la relación matrimonial porque alivia tensiones dentro del matrimonio y genera espacios de desarrollo personal que propiciarían crecimiento a la persona y a su pareja. Se alega que la persona infiel está viviendo algo por y para sí mismo y no contra su pareja.
Otro aspecto a analizar
es el género y la infidelidad; porque definitivamente la posición de una
sociedad machista aborda de manera muy distinta la situación del hombre o de la
mujer infiel, así como de la mujer o el hombre al que " le pusieron
cachos" como se dice popularmente.
Nuestra cultura acepta más la poliginia (relación de un hombre con más de una mujer) que la poliandria (relación de una mujer con más de un hombre) y sus juicios son muy diferentes para cada caso.
El tema de las relaciones extra -matrimoniales está abierto a análisis y discusión. Los argumentos a favor o en contra son variados y el debate se mantiene sobre la mesa.
Nuestra cultura acepta más la poliginia (relación de un hombre con más de una mujer) que la poliandria (relación de una mujer con más de un hombre) y sus juicios son muy diferentes para cada caso.
El tema de las relaciones extra -matrimoniales está abierto a análisis y discusión. Los argumentos a favor o en contra son variados y el debate se mantiene sobre la mesa.
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